viernes, 28 de diciembre de 2012

El mal estudiante


El mal estudiante
Dice no con la cabeza
pero dice sí con el corazón
dice sí a lo que quiere
dice no al profesor
Está de pie
lo interrogan
le plantean todos los problemas
de pronto le agarra la risa nerviosa
y olvida todo
los números y las palabras
los datos y los nombres
las frases y las trampas
y a pesar de las amenazas del maestro
bajo los abucheos de los niños prodigios
con tizas de todos los colores
sobre el negro pizarrón de la desgracia
dibuja el rostro de la felicidad.

-Jacques Prévert

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Estrategias didácticas para orientar el aprendizaje significativo





“El diálogo y el conflicto son factores 
constitutivos de un proceso de construcción
 democrática”.
-Paulo Freire

    Dentro de la problemática del método didáctico se presentan dos posturas, por un lado, una en esencia metódica, rígida e inflexible, la cual se ha catalogado como instrumentalista por el tratamiento que hace de las estrategias didácticas y por otra parte, la postura antimetodista, de la cual se dice que no pone interés en aspectos de contenidos entre las disciplinas escolares.

    En general, antes de plantear tecnicismos, posturas o alternativas, sería importante mencionar que la estrategia didáctica debería responder a los fines que se plantean en una tarea específica, en ese sentido la acción pedagógica no puede dictar un sentido separatista absoluto y se podría pensar en una combinación de orden y método, pero con la flexibilidad suficiente como para ser adaptada a cada situación especifica dentro de los actos educativos concretos.

    Sanjurgo (2006) rescata la idea anterior como sigue: “El método debe ser riguroso y sistemático, lo que no es equivale a decir rígido e inflexible”. El método didáctico bajo esa perspectiva adquiere toda la rigurosidad del método científico, pero rescata el rol del educador como facilitador del conocimiento, en ese entendido, la flexibilidad permite pensar en la importancia de una oportuna intervención pedagógica.

    El aprendizaje debe ser potencializado sin obedecer a modas fragmentarias, de otra  forma se rompería la mediación de los instrumentos didácticos. El método didáctico no es una receta mágica, o un listado procedimiental de acciones para el docente.

    Rodríguez y Edelstein, (1972,27) es mencionado por Sanjurgo (2006) y rescata el enfoque del método como sigue: “El método no es una suma de instrumentos o pasos, sino el conjunto de principios y procedimientos de investigación teórica y de actividad práctica… Sin un método es imposible resolver ninguna tarea teórico-práctica”.

   Todas las consideraciones que mencionan las autoras se enmarcan dentro del marco de la flexibilidad. En términos generales la diferenciación del método científico y el método didáctico radica en la formalización y la estandarización que ha alcanzado el primero. De la lectura se abstrae el que no se debe pensar en una formalización del método científico como tal dentro del proceso de construcción de los conocimientos.

    El planteo de un método didáctico está condicionado por la naturaleza (el objeto de estudio) de cada disciplina, en palabras de Sanjurgo (2006) sobre el método didáctico: “es aquel del que se sirve el docente para procurar guiar el aprendizaje significativo en la escuela”. El método didáctico asume características generales de la investigación científica y aporta un marco referencial, estrategias didácticas, planes y especialmente la figura del docente como orquestador entre las partes.

Más sobre las estrategias didácticas
    Se hace referencia al verbalismo como la corriente donde se considera que la lección debe ser memorizada mecánicamente, prevalecen la exposición y la ejercitación sin previa formación de una base conceptual.

    El sensual empirismo como corriente propone el uso de materiales de apoyo, fundamento visual y la acción de los sentidos. La Escuela Nueva se plantea entonces en los entendidos de actividad, creatividad, educación con sentido para la vida y funcionará en esa dirección.

    El conductismo como se plantea tradicionalmente, parte del esquema del estímulo-respuesta por lo que se considera que genera una concepción atomizada del conocimiento.

   Dentro de los aportes de la “Gestalt” (la palabra ‘Gestalt’ en alemán hace referencia a varias acepciones como lo son: crear, organizar, dar cuerpo, formar, figurar, ser fuerza creadora, creatividad y diseñar) se considera importante la construcción de estrategias globales para la comprensión de estructuras significativas, en ese sentido, se construye sobre cimientos sólidos para poder edificar otros niveles y el proceso continuaría secuencialmente.

    Se rescata entonces la necesidad de un aprendizaje verdaderamente significativo y un conocimiento claro del objeto de estudio, las estructuras cognitivas de los alumnos y una participación pedagógica oportuna para proyectar la construcción de los conocimientos.

   Interiorizando las propuestas anteriores, Sanjurgo (2006) propone que: “el método didáctico puede transformarse en un instrumento seleccionador o en un factor democratizador [de la educación]”

    Entre las notas de Sanjurgo (2006), se rescatan varios aportes de (Coll, 1991) quien menciona que “Las características individuales de los alumnos son el resultado de su historia personal… lo que el alumno es capaz de aprender depende tanto de sus características individuales como de la ayuda pedagógica que se le proporcione” en ese sentido, para Coll los métodos de enseñanza no se pueden clasificar como buenos o malos, una clasificación así es completamente subjetiva y arbitraria, la invitación que hace el autor es pensar más en las características individuales del sujeto cognoscente y el tipo de apoyo pedagógico que corresponde. No se trata de prescripciones curriculares, sino de concebir la enseñanza en función de los objetivos que se quieren lograr y las dificultades que se enfrenta el docente en el camino, sólo un diagnóstico docente oportuno puede dimensionar el proceso adecuadamente para alcanzar los fines y objetivos propuestos en un principio.

    Desde la perspectiva constructivista, el alumno es un ente activo que participa, construye, modifica, enriquece y diversifica sus esquemas. La labor pedagógica va orientada en términos de “ayuda” y “provocar el desequilibrio” que genere la duda metódica y una verdadera construcción del conocimiento.

     Aunque el dilema continúe, es importante para el docente plantearse cuál es la estrategia metodológica más oportuna según la ocasión, dependiendo por ejemplo de si se desea desarrollar una memoria comprensiva o una memoria mecánica y que la actividad no se convierta en un abuso del libro y los cuestionarios como se comentó en clase.

Organización de la enseñanza desde el constructivismo
     Básicamente, los contenidos se pueden aprender de forma mecánica o en forma significativa. Los niveles hacia los que se orienta el aprendizaje pueden ser de contenidos específicos (disciplinas y tópicos en estas) y normas, valores, actitudes que normalmente se suelen incluir conceptualmente dentro del currículum oculto.

     El aprendizaje significativo apunta al logro de la autonomía en los alumnos, valora lo emocional y lo intelectual y en la práctica se da muchas veces una paradoja cuando las instituciones acompañan el modelo con un manejo autoritario u vertical cayendo incluso en el doble discurso. Es por ello que al buscar la autonomía se debe pensar más en promover un modelo participativo y democrático que permita construir. En ese sentido la autonomía no está peleada con las estrategias didácticas adecuadas.

    En este marco, las estrategias didácticas deben ser dirigidas al cambio conceptual, normalmente la acción pedagógica va enfatizada a facilitar estos cambios entre las teorías, operaciones y las relaciones establecidas por el alumno.

    El conflicto cognitivo se demarca por la movilización del sujeto y la necesidad de establecer un orden práctico momentáneo, la generación de esos conflictos conceptuales y contradicciones gestionan la solidez y permiten que el estudiante readecue las estructuras mentales anteriores, las confronte y genere alguna situación que conlleva un aprendizaje, inclusive del error cometido.

    Para Sanjurgo (2006), el conflicto cognitivo es necesario, en ese entendido: “es necesario que el alumno tome conciencia del mismo, es decir que logre convertir las teorías implícitas en explícitas”. Lo que se persigue confrontando a los alumnos a un conflicto cognitivo es que logren desarrollar capacidades constructivas en un proceso bien definido y delineado por Aebli donde se rescata la explicación, la elaboración, la interpretación, la comparación, la relación, la ejercitación y la aplicación.

Fases del método y contenidos de aprendizaje
     Se persigue la utilización creativa y adecuada del contexto al sujeto que aprende el objeto de conocimiento, la construcción se da sobre situaciones problemáticas significativas, esto implica que el concepto pueda ser integrado oportunamente a una superred del conocimiento. Para que el aprendizaje se afiance es necesario en primer lugar que se interrelacione con los aprendizajes que tiene el sujeto.

     La posibilidad de establecer mayores relaciones dependerá de la instrumentación didáctica y los materiales que se utilicen. En el proceso de elaboración la materia debe ser fijada, se llevan a cabo reestructuraciones y se busca la movilidad, flexibilidad y sistematización del pensamiento. La movilidad permite revisar los esquemas personales y superar la visión unilateral.

    En general, estas etapas posibilitan la adquisición de nuevos conocimientos. Fundamental resulta entonces que el docente dedique una labor comprometida y oportuna de planificación de su clase.

    Errores comunes son por ejemplo: cuando se ha confrontado al alumno a un material o recurso específico y el alumno manifiesta que no ha entendido, el insistir con el mismo recurso didáctico. El docente debe aportar la suficiente movilidad de pensamiento para no caer en la elaboración memorística y mecánica.

    Según Sanjurgo (2006): “El ejercicio sin la construcción y la elaboración automatiza, desarrolla sólo la memoria mecánica a partir de la cual los conocimientos se vuelven lábiles y rígidos, pero el ejercicio después de la construcción y la elaboración consolida y da consistencia”

     La ejercitación entonces se considera pieza fundamental en el proceso de enseñanza constructivista, sin embargo Sanjurgo (2006), señala que “la ejercitación sin previa comprensión provoca apatía; previa motivación y comprensión de la situación total y de sus posibles aplicaciones produce placer y libertad interior”

     Como se mencionó anteriormente, se rescata el valor del error como elemento de valor pedagógico y que ayuda a articular el trabajo y las necesidades del alumno y del grupo en cuestión. Para ayudar a la construcción de los aprendizajes de debe buscar el uso de la memoria comprensiva, fundamentada con las construcciones de las etapas anteriores.

    Sanjurgo (2006), rescata en ese entendido que “ganando un nuevo contenido que ha sido aprendido constructivamente, éste se transforma en un instrumento para el dominio de nuevos problemas”.

    Importante es recordar que dentro de la misión prioritaria de la educación está el acrecentar el capital cultural de los sujetos y una vez que se consigue que el sujeto adquiera autonomía básicamente el individuo está mejor preparado para enfrentarse a las situaciones cotidianas y sobretodo, será capaz de seguirse educando pues posee mayores instrumentos de pensamiento.

    En ese sentido, son válidas las palabras de Aebli(1988), citado por Sanjurgo (2006): “La escuela debe acrecentar el repertorio mental que capacita para actuar y pensar, para ver y contemplar”  una adecuada estrategia didáctica permitirá el realce de los rasgos estructurales de las nuevas situaciones a las que se confronta al alumno.

     La labor docente adquiere relevancia en la propuesta de situaciones significativas como ejercicios, actividades interesantes y variadas que incentiven la imaginación y la creación autónoma en el individuo.

    En la fase de aplicación, se da una visión retrospectiva de los aprendizajes asimilados y los procesos interiorizados. Como conjunto cada una de las etapas busca que el aprendizaje de las etapas anteriores sea aprendido y asimilado.


Referencia bibliográfica
-Sanjurgo, Lilliana Olga. (2006). Aprendizaje significativo y enseñanza en los niveles medio y superior. Argentina: Homo Sapiens Ediciones.

FALA




lunes, 17 de diciembre de 2012

Fundamentos, aportes y límites del conductismo.



    Desde Comenio y Rousseau se concibe una enseñanza de índole sensual-empirista, predominantemente marcada por el positivismo, desde esa perspectiva el alumno es una tabla rasa cuyo único rasgo distintivo son la sensibilidad y la capacidad para recibir impresiones y la aptitud para extraer información.

    La aptitud se tiene desde el nacimiento del individuo, el modelo explicativo se basa en el condicionamiento y la repetición mecánica que posibilita la asociación entre el estímulo presentado por el docente y la respuesta del alumno.

    Bajo la perspectiva de los estímulos comunes, todos pueden resolver la misma actividad, del mismo modo, en el mismo tiempo, sin importar conocimientos previos, desarrollo de la inteligencia y rasgos sociales y culturales.

    El conductismo se fortalece básicamente a partir de tres corrientes filosóficas: el positivismo, donde sólo se contempla aquello que puede ser observado y comprobado empíricamente y cuyo único criterio válido para evaluar será el resultado correcto; el pragmatismo que surge como oposición al racionalismo y cuyo postulado es lo verdadero es útil y por tanto lo útil es verdadero; el evolucionismo darwiniano por su parte, asume al sujeto como un organismo más en la escala biológica.

    El conductismo funda la enseñanza en la presentación reiterada de contenidos, en la eliminación del error y la fijación del acierto, reduce asimismo el objeto de conocimiento a lo observable.

    En ese sentido el conductismo los conocimientos válidos aquellos observables por el docente, en la práctica profesional, implica cierto grado de eficacia aunque sea discutible el alcance real y la calidad de la enseñanza brindada. El conductismo se maneja sobre todo en teorías infantiles, aprendizaje de operaciones aritméticas, procesos históricos en busca de favorecer el cambio de actitudes.

    John Watson propuso el E-R (Estímulo-Respuesta) como modelo de la conexión nerviosa producida por el arco reflejo. C.Hull replanteó el esquema de Watson con las variables intermedias (E-I-R) en un intento por explicar lo subjetivo. Más tarde Skinner plantea la existencia de una caja negra, para favorecer el modelo E-R. Lashley investigó además aspectos neurofisiológicos relacionados al E-R.

    El conductismo se presenta como un programa de apariencia neutra: dado un estímulo determinado es posible predecir la respuesta. El conductismo y el neoconductismo desarrollan varios rasgos característicos a saber:

1) Asociacionismo
2) Correspondencia entre aprendizaje y realidad externa.
3) Ambientalismo
4) Pasividad del organismo
5) Equipotencialidad de los estímulos
6) Equivalencias de estímulos, mecanismos asociativos y entre todos los organismos de la misma especie.

    El positivismo retoma aportes de Locke, Berkeley y Hume. Desde esta perspectiva el sujeto y el objeto ceden su lugar a los hechos. Es decir los fenómenos deben ser registrados, descritos y cuantificados.

    El asocianismo nace con Aristóteles, D.Hume propone que el conocimiento se alcanza mediante la asociación de ideas. La correspondencia entre aprendizaje y realidad externa supone de forma implícita la negación de los procesos mentales. El ambientalismo no constituye un supuesto necesario para el conductismo, pero genera otros rasgos distintivos como la pasividad del organismo y la limitación de respuesta a las contingencias ambientales.

    La equipotencialidad establece que los estímulos producen idénticos efectos en diferentes ambientes y especies. La única forma de aprender sería la asociación.

    En ese sentido, toda conducta se reduce a una serie de asociaciones que son estímulos y respuestas, los principios o rasgos operan como supuestos teóricos y epistemológicos que podrían obstaculizar, dificultar o imposibilitar del todo la construcción del conocimiento.

Referencias bibliográficas
-Boggino, Norberto, (2007). El constructivismo entra en el aula: didáctica constructivista. Enseñanza por áreas. Problemas actuales. Argentina, Homo Sapiens Ediciones.
-Boggino, Norberto, (2007). Aprendizaje y nuevas perspectivas didácticas en el aula. Argentina, Homo Sapiens Ediciones.

FALA

domingo, 9 de diciembre de 2012

Diccionario


Durante el curso FD-0548 reforzamos los conceptos teóricos con un diccionario, la idea primordial era en primera instancia redimensionar las ideas a partir de las nociones previas, seguidamente con el acercamiento a las lecturas del curso (esas dos partes se hicieron en físico, por medio de fichas) y finalmente ampliar los términos con consultas a páginas más especializadas.

El siguiente vínculo corresponde a la última parte del diccionario:


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Conceptualización de la Didáctica.



"De veras, hijo
ya todas las estrellas han partido.
Pero nunca se pone más oscuro
que cuando va a amanecer"

-Isaac Felipe Azofeifa

    Crear una conceptualización de Didáctica presenta problemas en cuanto a definición respecta, al hecho de ser una ciencia considerara como joven y poseer tal vez un menor arraigo que otras disciplinas, en las que el concepto se ha depurado y existe consenso en cuanto a definición.

   Dentro de la problemática para llegar a un estándar sobre el término “Didáctica” existen diferencias sustanciales entre las definiciones, parámetros y asimilación de conceptos asociados o conexos. Es por ello que buscando un primer acercamiento al término, la interpretación histórica se presenta como un recurso pertinente para entender el estatus actual de la Didáctica a partir de su proceso evolutivo.

    Enseñar y aprender se presentan como dos rasgos humanos de la Didáctica, de acuerdo con Rosales (1988), la Didáctica permite conocer mejor la propia naturaleza y el entorno social-natural. Asimismo, entran en juego necesidades sociales como lo son el enseñar, el saber y el aprender. La comprensión global hacia el término Didáctica ha evolucionado en lo que respecta a tiempo y contexto, de modo que tal vez debamos referirnos a las “concepciones” de Didáctica en determinados momentos históricos o temporales.

    La evolución espiral de la Didáctica planteada por Torre (1993) establece siete categorías, donde los cambios de una fase hacia otra son regulares, a saber tenemos:

1) Fase preartesanal: se maneja en términos de la transmisión de saberes, aunque no se presenta de facto la figura del docente ni del discente, se asimilan a los depositarios temporales de la tradición y la cultura, que necesariamente la pasan a las generaciones siguientes quienes reproducen el esquema.

2) Fase artesanal: con el alcance de la experticia, se valora el conocimiento y se le da el realce de virtud o calidad moral, es una fase de auge, bajo esta fase “no hay hombres malos, simplemente ignorantes”. La enseñanza se apoyaba más en las experiencias personales y el discente se valora por su intelecto. De aquí deriva el modelo “tradicional” que heredó Roma y el mundo medieval a través de la escolástica.

3) Fase metódica o instrumentadora: se da a finales del siglo XVI y durante el XVII gracias al humanismo renacentista. La principal preocupación desde el punto de vista didáctico consiste en la manera en que los conocimientos se transmiten con el fin de formar al hombre.

    Luis Vives (primera mitad del siglo XVI) sugiere en su “Tratado de la enseñanza”  que hay tres partes para la Didáctica a) la cultura, b) el arte de enseñar y c) las cualidades del maestro. Otros tal vez más pretenciosos como Comenio (1657) habrían definido Didáctica sin la mayor profundidad y en el sentido de una panacea educativa: “[Didáctica es] un artificio universal para enseñar todo a todos”. A partir de esta fase se le da más valor a la instrucción.

4) Fase filosófica: con la Ilustración se da la universalización de la cultura y la instrucción se considera como medio de elevación moral. Asimismo, se le concede importancia al aspecto científico y técnico de la Didáctica con el establecimiento de la experimentación y del método didáctico.

     De esta fase se rescatan obras como “Emilio o de la Educación” de Rousseau (1762), obra que establece la necesidad de conocer más y mejor al alumno. Se establece la necesidad para el docente de estimular la curiosidad innata del niño a través de la experiencia directa con la realidad.

    También se menciona a Herbart como uno de los fundamentadores científicos de la Didáctica. Willmann, discípulo de Herbart es considerado como el autor del concepto científico de Didáctica.

5) Fase aplicativa: con la industrialización hacia el inicio del Siglo XX, el interés  didáctico se enfoca hacia el alumno. Se consolidan también los principios de la individualización, la socialización, la globalización y la renovación metodológica por métodos varios.

6) Fase explicativa y normativa: gracias a los avances en otras ciencias como la psicología, la Didáctica se convierte en punto de encuentro entre disciplinas a fin de lograr modelos para tener eficacia en el aprendizaje y en lo que respecta a las metodologías de investigación. Se plantean áreas de interés como la formación de los profesores, la didáctica diferencial y especial, la tecnología educativa y la organización escolar.

7) Fase epistémica o paradigmas de racionalidad: se busca entender, explicar e interpretar la realidad de la Didáctica actual, así como el disponer de guías esclarecedoras para la acción  didáctica.

    Para muchos, lo que se entiende actualmente por Didáctica se construye por otros procedimientos aparte de la revisión histórica, por ejemplo es común recurrir al análisis etimológico y analizar las definiciones brindadas por otros autores.

    Dentro del análisis etimológico, la Didáctica tiene que ver con la enseñanza, cualquier definición estará marcada por distintos matices y un contexto. De modo que la definición actual no necesariamente va a ser fiel a la concepción original. En general, “lo didáctico” está relacionado con la intencionalidad, la calidad y la actividad a enseñar.

    Las definiciones que brindan los autores tienen un contexto específico bajo el cual fueron enunciadas, o entre sí tal vez se constate una descontextualización. Aunado a esta situación, encontramos niveles de abstracción distintos (profundidad), rigidez o flexibilidad, una línea de pensamiento específico que nos llevaría a pensar en la posibilidad de taxonomías y clasificaciones de acuerdo a los elementos que se rescatan en la definición de Didáctica.

    Es constatable que ordenadas cronológicamente, las definiciones de los autores de los años 40 a los años 60, no mencionan directamente al alumno, más aún, no se maneja la Didáctica sino como un objetivo y un fin. Durante estos años, tampoco se le asigna el calificativo de “ciencia” sino que se le relega a “auxiliar” o “rama de”.

    Un mismo autor como es el caso de Fernández Huerta logra redefinir su propia concepción de Didáctica a través de los años, sin embargo los cambios de fondo se darán lentamente. Aunque no se trate de llegar a un consenso y no necesariamente la opinión de una mayoría, sea lo más adecuado desde la perspectiva didáctica, se tiene que:

-La Didáctica como contenido es vista mayoritariamente como proceso y enseñanza.
-Desde el análisis epistemológico, pareciera haber un acuerdo en considerarla como ciencia
-Como parte de la delimitación disciplinar, mayoritariamente se le considera como una disciplina pedagógica
-Al analizar la finalidad, los resultados parecieran apuntar hacia la formación y la instrucción.

    La enseñanza por su parte ha sido considerada en sus primeros acercamientos como “transmisión de informaciones” a “transmisión de cultura” según (Ferrández, 1986) más aún, el discente se convierte en un actor social, un ente activo y factor de cambio lejos de una postura que en esencia marcaba el protagonismo exclusivo del docente.

    Fernández Huerta (1960) el polo fundamental de la Didáctica es el aprendizaje. Para (Ferrández, 1986) la enseñanza-aprendizaje no sólo se tratan de polos diametralmente opuestos y exclusivos dentro de la Didáctica sino que por el contrario, entran en juego parámetros personales de interpretación. Enseñar en un contexto más amplio se codea con el acto didáctico, que para Fernández Huerta involucra cinco dimensiones esenciales:
1) Un ser que enseña
2) Un ser al que se enseña o se muestra
3) Un objeto enseñable
4) Un mediador de la enseñanza
5) Un acto enseñante

    Ferrández engloba dichas dimensiones en variables nucleares y variables endógenas o exógenas (donde las primeras involucran la realidad escolar concreta y las segundas el entorno social del acto didáctico).

De este análisis se resaltan varias consecuencias positivas:
a) El profesor ya no es el único protagonista
b) La perspectiva didáctica se entiende necesariamente poniendo la enseñanza  relacionada con el aprendizaje

    Se rescatan una serie de características sobre la enseñanza didáctica, que autores como Titone definen como: “todo proceso comunicativo con finalidad perfectiva y realizado en situación controlada e institucional…” Por su parte, Stenhouse la entiende como: “aquellas estrategias que adopta la escuela para cumplir con su responsabilidad”.

    Benedito exalta de la enseñanza la presentación eficiente y clarificadora que facilita el perfeccionamiento individual. Para Zabala , la enseñanza radica en proceso y resultado con profesor y alumno como participantes activos del proceso.

   Zabala  destaca la enseñanza como proceso y resultado donde la participación del docente y el alumno es conjunta. Por su parte Medina hace referencia a la enseñanza como una actividad intencional y sociocomunicativa. Contreras maneja el objeto de estudio de la Didáctica incluyendo la enseñanza-aprendizaje dentro de aquellas actividades y estrategias encaminadas a generar el aprendizaje.

    Pérez Gómez habla de la óptica de los cambios, en el entendido del aprendizaje como un proceso de transformación permanente. Marcelo Estebaranz se refiere más bien a la comunicación intencional organizada y a la creación de un ambiente propicio para el compartir los conocimientos y las experiencias personales.

   Para Mallart, la enseñanza es una actividad humana intencional, con cierto grado de indeterminación, e influenciada por intenciones, aspiraciones y creencias de las personas.

    La enseñanza didáctica se concibe como intencional, sistemática, contextualizada y compleja.

    Se habla de intencional y sistemática en tanto tiene por meta inducir al aprendizaje y lleva en si la finalidad educativa. La intencionalidad está situada en el contexto específico del acto didáctico y la aporta el docente de acuerdo a la lectura que realiza de contexto y sus propias creencias y competencias pedagógicas.

   La contextualización del acto didáctico se produce dentro de un espacio social y en una relación social. Para Tikunoff, el paradigma ecológico que se desarrolla básicamente en el aula, establece una serie de consideraciones situacionales, experienciales y comunicativas.

   La complejidad radica en las extensiones semánticas del término de acuerdo a la diversidad de enfoques comunicativos. Zabala  destaca cinco etapas de enriquecimiento semántico didáctico del concepto:

1) Transmitir la información o conocimientos
2) Condicionamiento
3) Dirección del aprendizaje
4) Orientación del aprendizaje
5) Articulación de la experiencia extra e intraescolar

Por su parte, Fernández Huerta resalta tres concepciones sobre la enseñanza:

1) Dimensión educativa, la cual consiste en la formulación de normas de comportamiento atentivo orientado al aprendizaje. La dimensión educativa es considerada como sistemática, tecnológica y contrastable con la realidad. La dimensión educativa conlleva a plantearse la complejidad del medio cultural, el físico, el medio social y el medio formativo o axiológico del alumno.

2) Dimensión repetitiva,  para muchos esta dimensión está vinculada a la voluntad de aprender y aumentar el rigor del aprendizaje lo cual sólo podría alcanzarse con suficiente motivación.

3) La presión, se refiere al producto social que se ejerce en el ámbito institucional. Las limitaciones provienen tanto de la legislación como del control administrativo, lo que resta autonomía.

    El aprendizaje no siempre es objeto directo de la Didáctica, conceptualmente el aprendizaje se presenta como una acción de adquisición dependiente de la teoría en que se sustenta.

Para Fernández Huerta el aprendizaje se describe como:

a) Modificación o cambio duradero de la conducta
b) De las disposiciones o aptitudes individuales
c) Cambio variación, extinción de respuestas o comportamientos
d) Se produce gracias a la práctica intencional y reforzada
e) Un contenido que puede ser integrado
Mattos por su cuenta, propone el aprendizaje como:

a) Un modificador de la conducta anterior del alumno
b) Promover la formación de nuevas actitudes
c) Enriquecedor de la personalidad y mejorador de los recursos del pensamiento.

Para Scurati (referenciado por Zabala ) el aprendizaje incluye:
a) adquirir informaciones y conocimientos
b) modificar las actitudes
c) enriquecer las propias perspectivas existenciales y las capacidades operativas.

    Ferrández lo plantea como un proceso provocador de un cambio cualitativo/cuantitativo en la conducta del sujeto. Para Pla, se trata de un proceso por el cual un organismo modifica su comportamiento como resultado de la experiencia.

    Para Zabala  la acción involucra el comportamiento y el pensamiento. Se trata de un proceso donde participan docente y discente, dirigido tanto a cubrir las necesidades personales y las convenciones sociales. Ferrández complementa la idea refiriéndose a una situación materialmente apta, una actividad meramente intencional y apunta a la necesidad de motivación para lograr un aprendizaje integrado que contemple las actitudes, aptitudes, creencias y hábitos.

    En resumen, el cambio formativo en el aprendizaje se logra cuando se afecta la dimensión cognitiva, afectiva y conativa. Debe ser tarea del alumno y profesor, se desarrolla a lo largo de la vida y se busca que tenga la naturaleza innovadora para favorecer el aprendizaje real.

    Desde la perspectiva de Zabala , el aprendizaje es complejo y meditado. Filtra estímulos, organiza, procesos y contenidos, habilidades  para su asimilación.

    Para Scurati, el docente interviene en el aprendizaje del alumno con su propia personalidad de base, su madurez mental e intelectual, la percepción en valores, perspectiva filosófica, competencia específica y el ejercicio de autoridad. De este modo que el aprendizaje del alumno será más provechoso cuanto más apropiados y controlados sean los comportamientos del profesor.   

    La actividad instructiva se plantea como objetivo de la Didáctica, la síntesis del proceso de enseñanza-aprendizaje desemboca en la instrucción o la personalización de los contenidos didácticos.

   Para Titone la instrucción radica en la formación interior de la mente, no se trata de la acumulación de saberes, sino de la formación de estructuras mentales, Titone propone la asimilación cultural en forma y contenido para una enseñanza con efecto.

    Fernández Huerta propone construir estructuras culturales e integrarlas. Torre por su parte se refiere a perfeccionar las facultades mediante la enseñanza.

    La instrucción delimita la enseñanza y el aprendizaje que es objeto de la Didáctica y a su vez prolonga la acción del docente en el sujeto insustituible.

Fernández Huerta propone una serie de relaciones que pueden producirse:
a) El suprasistema engloba la enseñanza, el contexto, al sistema educativo y al alumno.
b) El alumno aprende el contexto en forma sistemática y en forma no planificada por inmersión, sin voluntariedad.
c) El alumno aprende de forma sistematizada
d) No todo lo enseñado es aprendido
e) Si la instrucción se posibilita, es gracias a la capacidad de aprendizaje del alumno
f) Una menor o mayor instrucción dependerá del grado de involucramiento entre enseñanza y contexto.
g) La instrucción se conforma a partir de las capacidades de aprendizaje, enseñanza, contexto, el sistema educativo y el sistema social.
h) Las zonas formal y no formal pueden ser intercambiables e inclusoras.

    Con respecto a la formación, vale la pena observar que lo didáctico no se define como algo puramente técnico sino también como axiológico. En ese sentido la Didáctica no puede generalizarse a un conjunto de prescripciones pues perdería su naturaleza pedagógica, para Zabala  la formación se presenta como el proceso de desarrollo humano que logra la plenitud personal.

    Ferrández y Sarramona se refieren a la permanencia de la instrucción en un nivel intelectual, en ese sentido el proceso formativo se entiende por una intencionalidad perfectiva. Para Ferrández la formación sería instrucción sedimentada, por tanto la Didáctica debe generar estructuras que permitan la articulación y optimicen los procesos de desarrollo de los alumnos.

    Finalmente, la Didáctica se presenta como complementaria y establece relaciones en torno a la escuela-sociedad-instrucción, al respecto Zabala  señala que el discurso didáctico plantea la acción formativa escolar y debe servir no sólo para lo que quiere la sociedad sino para el desarrollo integral de los sujetos.

Referencias bibliográficas
-Tejada, José. (2005). Didáctica –Currículum. Diseño, desarrollo y evaluación curricular. Barcelona, Editorial Davinci.
-Torres, Hernán y Girón, Delia. (2002). Didáctica general. Impresora Obando, Costa Rica.

FALA

martes, 27 de noviembre de 2012

El nombre de la rosa, una perspectiva docente



El nombre de la rosa, una perspectiva docente

Por: DLA y FALA
En el monasterio, la risa y el conocimiento están censurados y se limitan a unos pocos, más aún, acceder al libro prohibido es irremediablemente la antesala de la muerte para muchos de los monjes que decidieron ir más allá. El educador costarricense afronta asimismo un desafío: convertirse en portador de la libertad de pensamiento, de la creación de conciencia o dejarse censurar ante los venenos de la mediocridad y el conformismo.

El alcanzar el libro supone una libertad de pensamiento asociada y ante todo la capacidad de reflexión, pero esa libertad alcanzada se castiga con la vida. La risa representa la insumisión hacia la iglesia y el poder, en otras palabras el alcance de la racionalidad e independencia del ser humano se da en el entendido de alcanzar independencia al decidir y regir sobre su propia vida o por el contrario, dejarse llevar por el oscurantismo que nada lo permite.

La inquisición como institución tal vez no haya desaparecido del todo y sólo haya quedado relegada a mentalidades cerradas que debe afrontar el educador que realmente se propone enseñar significativamente y hacer un cambio, para el teólogo William Ward “El buen educador explica. El educador superior, demuestra. El gran educador, inspira” y en ese sentido la labor como docentes debe ir más allá de cumplir con temarios y evaluar al alumno.

En “el nombre de la rosa” el reír y el acceso al conocimiento se explican con sentido científico en tanto es posible disminuir el sufrimiento humano cuando este accede a comprender su propia naturaleza y la de su entorno. Los grandes griegos como Aristóteles rescataban el sentido de la risa y el mismo Rabelais decía que “reír es lo propio del ser humano” la pedagogía surge de entre las sombras de la ignorancia y la imposición, se resguarda como risa infantil, risa que cuestiona y risa que prevalece a los años como todos esos libros que la iglesia quiso esconder, la religión se quiso legitimar a si misma implantando el sufrimiento, la ignorancia y el miedo, esconder los conocimientos era legitimar lo ilegítimo, censurar, avalar el oscurantismo.

En la Edad Media las enseñanzas eran en latín, lengua oficial de a iglesia. Es de esperar entonces que el latín sirviera de barrera, escudo, autoridad y símbolo de poder de la élite, al ser una herramienta comunicativa fuera del alcance de la gente común. Como educadores debemos proyectarnos a todos nuestros estudiantes y no permitir que el uso de tecnicismos o academicismos nos alejen de nuestros estudiantes quienes al igual que los pobladores de las villas o pueblos, podrían quedar borrados si el discurso en nuestras clases no llega a ellos, la forma de hablar puede en ese sentido, ser también una barrera que condene al alumno al aislamiento en el contradictorio afán por educarlo, en ocasiones es mejor decir las cosas más simples y llevar un mensaje adecuadamente a los demás.

La comunicación en el nombre de la rosa se ve coartada de dos modos, primeramente el acceso a los libros (la información) y en segundo punto por la preparación (el idioma) que se requiere para acceder al conocimiento. Si en nuestro afán de utilizar la tecnología como educadores nos alejamos de la realidad de nuestros estudiantes estaremos poniendo los mismos obstáculos que los monjes ponían al conocimiento, la tecnología en la práctica educativa no se trata de poner más computadoras, sino de hacer partícipe al estudiante de su uso, involucrarlo y que se convierta en un generador de conocimiento.

Las creencias vernáculas se ven obsoletas y en desventaja por la introducción de la fe cristiana y las nuevas enseñanzas, los estudiantes tienen asimismo una serie de saberes populares que pueden en cierta forma ser útiles al proceso educativo, al diálogo y a la creación de conocimiento, si condenamos ideas, acciones o formas de pensar llegaremos a una censura cultural acompañado de la imposición cultural.

Los padres del monasterio preservaron la cultura, pero también limitaron al conocimiento, su trabajo como traductores, escribas o simplemente como guardianes de los libros está marcado por dos aristas: la responsabilidad de educar y conservar el patrimonio de la humanidad, los libros y el saber, así como la preservación y registro de documentos importantes para la civilización. Pero el papel de conservación debería ponerse en entrecomillado dada la censura a numerosas obras latinas y griegas catalogadas como profanas, se crea entonces una situación de oscurantismo donde la inquisición hará valer sus derechos e intereses.

El educador puede caer en esas situaciones paradójicas y paradoxales, cuando por un lado es el que oficialmente enseña, pero hace su trabajo con desgano, cuando dice “la verdad”, pero oculta información o distorsiona la realidad, cuando sabe que debe actuar y se limita a observar, cuando sabe que alguien debió enseñar algo en un momento y no se toma el trabajo de romper el ciclo fatal de la mediocridad, cuando calla las injusticias, cuando favorece la desgracia ajena, cuando el educador deja de asumir su labor a cabalidad, también deja de ser luz para dar paso al obscurantismo y se deja seducir por la ignorancia y la falta de compromiso, cuando antepone los beneficios sindicales y su propio bienestar a los de sus estudiantes, entonces, ese educador no merece ser llamado “maestro” sino “parásito” del sistema, burócrata y de esas historias por desgracia se conocen muchas en nuestro ámbito costarricense.

Inspirado en la película:
-El nombre de la rosa

jueves, 8 de noviembre de 2012

El parafraseo



     Parafrasear implica sintetizar y abstraer las ideas o frases esenciales expuestas por los alumnos. Asimismo, la técnica del parafraseo sugiere un ejercicio mental que requiere la escucha atenta, la asimilación y brindar la retroalimentación necesaria.

     El parafraseo no debe confundirse con la repetición de lo que se acaba de enunciar, sino que supone una actitud dialógica y la captación efectiva no sólo de las palabras emitidas, el ritmo, la entonación y el lenguaje corporal del alumno o interlocutor.

     En otras palabras, parafrasear implica realizar una lectura entre líneas y una decodificación efectiva de los mensajes emitidos. El parafraseo no es una técnica que deba ser empleada siempre, pero sirve para mejorar la calidad de la comunicación al crear el clima afectivo, el alumno siente respeto y sentido de pertenencia cuando sus ideas son escuchadas.

     Adicionalmente entran en juego dinámicas como el pedir la palabra, esperar el turno, no interrumpir ni murmurar mientras otra persona habla entre otras.

     Se debe evitar la distorsión del mensaje. La única forma de refutar con éxito un argumento es mediante la escucha atenta. El parafraseo es idóneo para retroalimentar las dinámicas de grupos, los interrogatorios o para orientar situaciones de conducta en los alumnos.

     Sin embargo, la recurrencia y abuso de esta técnica es desaconsejable pues su uso mecánico puede llegar a irritar al interlocutor. El uso del parafraseo puede ser total, parcial, general o interpretativo. La idea es dirigir la discusión y orientar las controversias para que sean significativas para el aprendizaje de los alumnos. Para parafrasear con éxito, lo primordial es no perder de vista la idea del autor.

Bibliografía consultada
Galo de Lara Carmen María. (2006). Situaciones y destrezas didácticas. Guatemala: Editorial Piedra Santa.

FALA

miércoles, 31 de octubre de 2012

Paradigma psicogenético

Este vídeo fue una presentación especial para el curso FD-0548 Introducción a la pedagogía, la idea era presentar las generalidades del paradigma psicogenético en educación, esto asociado a la saga de Harry Potter.

¡Ojalá sea de su agrado!






FALA

jueves, 4 de octubre de 2012

Responsabilidad, labor docente y compromiso: ¿Cómo navegar en mares de asfalto gris?




    Posiblemente entre las problemáticas de mayor peso a las cuales se ve confrontado el educador durante el desempeño de su labor,  destaquen aquellas de carácter social porque en principio escaparían a su radio de acción, pero nada más equivocado que esa perspectiva introductoria. Probablemente, ante una situación complicada el docente sienta frustración, desesperación e impotencia ante el entorno en el que se encuentra. 

   En efecto, muchos alumnos reflejan las carencias (afectivas, sociales, económicas) del hogar en la escuela y su desempeño académico contrasta de aquellos que provienen de hogares más favorecidos o estables, pero el docente tiene un arma potencial que está en posibilidad de usar. 

    La pregunta central sería ¿cómo puede la labor del docente propiciar el cambio en el contexto sociocultural y económico que enfrenta la comunidad, los mismos alumnos y el centro educativo en general? Se rescata un pensamiento al respecto, desde la perspectiva de Freire (2005): “La actitud es escuchar, que está más allá de oír. Muchas veces oímos muchas cosas, pero tenemos que tratar de escuchar lo que el otro está queriéndonos decir, esto es, una actitud fundamental” en ese sentido establecer una actitud dialógica, se va más allá de realizar preguntas a los estudiantes (cuyas respuestas al principio serán un poco forzadas) y más bien se busca entender su realidad y hacerlos participar activamente en el proceso de construcción de conocimientos significativos. 

    Antes de continuar con la exposición, permítase la introducción de un relato japonés, este hecho es verídico y como referente será base para entender el potencial de la labor docente en el aula y su rol activo como agente de cambio:

    Hace más de un siglo, una pequeña aldea japonesa sufría de una severa hambruna, desde Tokio mandaron 100 sacos de arroz como auxilio para solucionar el problema de la región, pero pese a esto el gobernante que recibió los sacos decidió no repartir el arroz entre sus ciudadanos.

    Los aldeanos reclamaron al gobernante cuando supieron que la ayuda había sido destinada desde Tokio, lo confrontaron como era natural: ¡Eran cien sacos de arroz!, ¡Cómo esa persona que se suponía velaba por el bienestar de todos, podía ser tan insensible ante la necesidad evidente del pueblo!, ¿Cómo era que aquel gobernante insensato se dispondría a vender el arroz tan necesario ante la hambruna que se estaba viviendo en esos tiempos? 

    Sin embargo el gobernante no claudicó a su idea, vendió los cien sacos de arroz y construyó una escuela. Si el gobernador hubiera repartido los sacos de arroz a cada familia le hubiera tocado medio saco, con lo cual sobrevivirían quince días, o un mes, a lo sumo… La escuela sirvió durante varias generaciones, se educaron en ella los hijos, los nietos y los hijos de estos... en el interior de ella se conservó por años un papiro que decía lo siguiente:

“Sin educar a la gente y sin pensar en el futuro,
no se podrán levantar ni desarrollar
nunca las ciudades ni el país”

    Ese fue el pensamiento correspondiente a aquel gobernante visionario, quien se enfrentó al dilema de saciar el hambre inmediata, o pensar en la educación de varias generaciones. Posiblemente el educador se vea confrontado a ese tipo de dicotomías, que podrían ser enunciadas de otras maneras diferentes: ¿dar pan o enseñar a pescar?, ¿alimentar o enseñar?, ¿educar para la vida o transmitir para el momento? entre otras similares, con el mismo trasfondo.

    El docente posiblemente deba remar contra corriente, pero las condiciones adversas de un centro educativo, de la comunidad, las costumbres, las carencias económicas (y culturales), los modos de pensar y las problemáticas sociales del medio no deben frenar su labor. El educador tiene una responsabilidad muy grande como agente de cambio, los recursos serán limitados, pero nunca deben considerarse un pretexto para no hacer lo que se debe hacer y en ese caso hacerlo bien. El deseo de superación es mayor a cualquier problema.

    El estudiante es curioso, preguntón por naturaleza, despierto, deseoso de descubrir el mundo y atento a lo que escucha, observa y ocurre en su entorno.  Boggino (2007) se refiere a la labor constructiva del docente en términos de la participación del estudiante: “que los alumnos sean productores de conocimientos significativos" independientemente de las condiciones proporcionadas por el medio y las dificultades, la labor del docente es de mediador y facilitador.

    En medios poco favorecidos económicamente posiblemente el educador tope con estudiantes que llegan al colegio sin nada en el estómago, ¿puede un solo educador darle de desayunar todos los días a todos los estudiantes? ...tal vez en algún caso extremo y ejemplar se haya logrado, pero dicha labor titánica no puede recaer en su totalidad en el docente.  Torres y Girón (2002) hablan de desarrollar o motivar la adaptación del estudiante en un contexto determinado: “impulsar esta capacidad y prepararlo para vivir en un mundo cambiante”. Si el docente se deja vencer por esa visión general del “pobrecito” y “para qué les va a enseñar si de por sí, no les va a servir para nada” ahí realmente se habrá corrompido la intencionalidad original de la educación.

   Para lograr el cambio verdadero, la respuesta no está en las demagogias políticas y reformadoras que terminan en lo pedante. Bastaría tal vez con que cada docente empuñe su responsabilidad como corresponde, involucre al alumno en las problemáticas que le conciernen y desde el seno del aula surjan esas propuestas para ser un factor de cambio. Para Freire (2005), “El diálogo y el conflicto son factores constitutivos de un proceso de construcción democrática” si no hay una actitud dialógica por parte de la docente, eventualmente se creará una brecha irreversible de remontar para el alumnado. Un alumno al que se le da de desayunar un día lo agradecerá y al día siguiente volverá con hambre. Un alumno al que se le enseña a ser crítico y se le estimula para que piense y participe en lo que le incumbe propiciará el cambio en su entorno. 

    La vocación docente debe ser fomentada desde las facultades, muchos terminan engrosando las filas del magisterio sin que se conozca en ellos un verdadero deseo de “educar”, sino porque fue la carrera por la que pudieron optar. El educador comprometido con su profesión está consciente de las luchas personales y los esfuerzos que debe aportar para que el cambio no se quede en el discurso, para Freire (2005): “no hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión” el querer mostrar realidades más allá de lo que especifican los manuales hacen pensar en el desarrollo de un currículum oculto por parte de los docentes.

    El docente es un líder y su trabajo debe orientarse bajo esa dinámica dentro de la sociedad, la cual va más allá de las paredes del aula, el trabajo del educador debe repercutir en el centro escolar y la comunidad.  Torres y Girón (2002) se refieren al principio de socialización como sigue: “La educación es un hecho social. Se educa por, en y para la comunidad” los docentes propiciamos con nuestra actitud y nuestras acciones una reacción en cadena.

   Por su parte, Fernández Huerta (citado por, Tejada 2005) resalta tres concepciones sobre la enseñanza desde la didáctica que vienen a delimitar los ejes de acción, los alcances para el docente y el trabajo en el contexto de la comunidad:

1) Dimensión educativa, la cual consiste en la formulación de normas de comportamiento atentivo orientado al aprendizaje. La dimensión educativa es considerada como sistemática, tecnológica y contrastable con la realidad. La dimensión educativa conlleva a plantearse la complejidad del medio cultural, el físico, el medio social y el medio formativo o axiológico del alumno.

2) Dimensión repetitiva,  para muchos esta dimensión está vinculada a la voluntad de aprender y aumentar el rigor del aprendizaje lo cual sólo podría alcanzarse con suficiente motivación y continuidad en la labor docente.

3) La presión, se refiere al producto social que se ejerce en el ámbito institucional. Las limitaciones provienen tanto de la legislación como del control administrativo, lo que resta autonomía al educador, pero al mismo tiempo representa el verdadero desafío.

    Bajo el análisis de Fernández Huerta, el aprendizaje no siempre es objeto directo de la Didáctica, más bien el aprendizaje se presenta conceptualmente como una acción de adquisición dependiente de la teoría en que se sustenta. Para Freire (2005) no se trata de una cuestión cuantitativa sino cualitativa: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”.

    El método didáctico resulta fundamental para cualquier docente, pero se reviste de una vital importancia cuando se piensa en centros educativos con condiciones adversas, tal vez un grupo numeroso no sea imposible de trabajar en un sentido absoluto, pero requerirá de una estrategia asertiva por parte del educador, para lograr maximizar la atención y los recursos disponibles, no todos los alumnos tienen las mismas necesidades, ni ritmos, el diseño curricular debe contemplar criterios generales que permitan al docente flexibilizar la lección, integrar problemáticas reales, sugerir propuestas, concienciar al estudiantado y no caer en panaceas prescriptivas.

   Aunque en el ejercicio docente, la realidad educativa pocas veces concuerda con la teoría y los principios que se predican, resulta llamativo el hecho de como los docentes de los distintos centros educativos tienen tendencia a catalogarse “constructivistas” o “conductistas” cuando la ejecución en el aula dista mucho de ser exclusivamente de un tipo específico, más aún, el problema principal está cuando el profesor no es fiel a sus ideas, pues eso señala que hay un fallo estructural. 

    Dentro del contexto escolar es muy recurrente la utilización de expresiones como: “yo soy constructivista” o “ese profesor es conductista” y quienes la enuncian o emiten guardan en su discurso la seguridad de quién después de un análisis concienzudo, ha estipulado seguir (o prefiere el enfoque) de una determinada línea, o llanamente se inclinan por un determinado paradigma educativo. El cuestionamiento principal radica en la pertinencia o no de adoptar exclusivamente una línea didáctica, determinar si en la práctica es realmente posible cumplirlo a cabalidad y eventualmente qué dificultades o problemas de implementación podría presentar para el docente “casarse”, coloquialmente hablando, con una determinada teoría.
  
    Para lograr un aprendizaje significativo, el docente debe comprender como lo apunta Sanjurgo (2006) que “la clase teórica no debe utilizarse sólo para volcar información, a la que los alumnos pueden acceder por medio de apuntes y libros, sino para teorizar acerca de los conceptos básicos del tema en cuestión”. Debe haber una actitud crítica y un sentido de aplicación, si el alumno logra incorporar los nuevos aprendizajes y conceptos a la realidad que ya conoce, será más fácil la participación activa, en ese sentido se rescata el “conocimiento utilitario” y se descarta el “conocimiento decorativo” o sin utilidad práctica.

    Es posible e idóneo, que el desempeño del docente propicie el cambio en el contexto sociocultural y económico que enfrenta la comunidad, los alumnos y el centro educativo. Para alcanzar ese estatus se requiere de un desenvolvimiento integral en el aula y en ese sentido dejar de concebir el espacio áulico, como las cuatro paredes que delimitan el salón de clases.

    El aula va más allá de cualquier delimitación físico-espacial y se proyecta en la vida escolar, comunitaria, regional y nacional. Como docentes no podemos seguir dando enseñanzas parcializadas y fuera del contexto en que vivimos. El desafío particular al que se enfrenta el educador requiere de orden y de método con una buena dosis de flexibilidad. De la disposición del docente puede construirse el aprendizaje y fomentar la participación de los alumnos en la vida nacional. Construir buenas bases permite edificar sobre cimientos sólidos y en enseñanza no es la excepción.

   En guisa de conclusión, como docentes tenemos dos opciones: seguirnos quejando de la hambruna educativa o dedicarnos a construir la escuela. De la decisión que tomemos y del cómo asumamos nuestra labor educativa  se desprenderán sin duda alcances y limitantes, pero el precio de la inacción es costoso, puede ocurrir absolutamente nada, lo que representaría la perversión de cualquier ideal formativo docente y sería tan nefasto como enseñar con desgano o apatía. Si los errores engendran errores, los aciertos engendran aciertos y el docente debe ser consciente de ello y de la materia prima que tiene en sus manos, seres pensantes, con habilidades creativas únicas e insustituibles.  

El hombre es hombre, y el mundo es mundo, en la medida a que ambos se encuentren en una relación permanente; el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación”.
-Paulo Freire

Referencias bibliográficas

Boggino, Norberto, (2007). El constructivismo entra en el aula: didáctica constructivista. Enseñanza por áreas. Problemas actuales. Argentina, Homo Sapiens Ediciones.

Boggino, Norberto, (2007). Aprendizaje y nuevas perspectivas didácticas en el aula. Argentina, Homo Sapiens Ediciones.

Freire, Paulo. (2005) Pedagogía del oprimido. México, Editorial Siglo XXI.

Sanjurgo, Lilliana Olga. (2006). Aprendizaje significativo y enseñanza en los niveles medio y superior. Argentina: Homo Sapiens Ediciones.

Tejada, José. (2005). Didáctica–Currículum. Diseño, desarrollo y evaluación curricular. Barcelona, Editorial Davinci.

  FALA

viernes, 14 de septiembre de 2012

domingo, 9 de septiembre de 2012

Vida y obra de Joaquín García Monge

Joaquín García Monge
Educador Costarricense
Imagen: fines ilustrativos (Educador Costarricense, trabajo Facultad de Educación UCR)

Vida y obra de Joaquín García Monge

Joaquín García Monge, periodista, educador, conferencista, político y literato.

Nace en Desamparados, cantón del sureste josefino el 20 de enero de 1881.

Su padre fue Joaquín García Calderón, escribiente, comerciante, agricultor y, a veces, litigante, murió a los 44 años cuando don Joaquín García Monge tenía 7 años de edad. Las fuentes señalan que García Calderón sería el tutor de Luisa Monge Guerrero, con quien contraería matrimonio el 11 de julio de 1875.

Muchos educadores y estudiosos coinciden en señalar que García Monge es el hombre más representativo de la cultura costarricense.

De su infancia se sabe poco, salvo que era muy despierto y travieso. Asistió a la Escuela de Párvulos, lugar que hoy ocupa el museo que lleva su nombre a un costado del Parque Centenario en Desamparados.

Su madre, preocupada por la cultura y la educación lo habría internado en el Liceo de Costa Rica a la edad de 9 años.

En 1895 con apenas 14 años firma un manifiesto en defensa de la libertad de Cuba.

En 1898 publica su primera narración costumbrista “Cuadros” en el periódico "El Tiempo".

En 1899, obtiene su Bachillerato en Ciencias y Letras. Posteriormente escribe algunas obras, entre las que destacan:

  • Cuadros de costumbres
  • El moto e Hijos del campo en 1900
  • Abnegación en 1902

Según afirmación de Joaquín Gutiérrez Mangel, en Costa Rica al finalizar el siglo XIX no había novelas, lo que lo convertiría en el primer novelista costarricense.

Tras concluir su bachillerato vuelve a Desamparados, donde se nutre con las lecturas de Emilio Zola, Tolstoi, Dostoievski y Turguenev.

Laboró durante 1 año en la Escuela Buenaventura Corrales, posteriormente recibió una beca para ir a estudiar a Chile.

Ingresa al Instituto Pedagógico de Chile, donde estudia de 1901 a 1904. Joaquín García Monge sería parte del segundo grupo de estudiantes que fueron a estudiar a Chile junto a Nicolás Montero, Emel Jiménez y Alberto Rudín. Dentro del primer grupo destaca la figura de Roberto Brenes Mesén.

Brenes Mesén y García Monge se incorporan en Chile a los círculos literarios chilenos, especialmente al “Ateneo”. En Chile, García Monge encuentra una atmósfera propicia al espíritu rebelde de la época en el que se destaca una corriente anarquista sobre el mundo.

En Chile se leía a escritores europeos considerados irreverentes en la época, como Emilio Zola, Mijael Bakunin, Pedro Kropotkin y León Tolstoi.

Desde 1900 se sucederían en Costa Rica una serie de disputas cuando el profesor chileno Zacarías Salinas sustituyó a Carlos Gagini, desde entonces surgieron disputas entre nacionalistas y los llamados “chilenoides”.

Tras volver a Costa Rica en 1904, trabaja durante 5 meses en el Liceo de Costa Rica y el Colegio Superior de Señoritas. Sin embargo se combate a los graduados de Chile, a García Monge y Brenes Mesén se les ficharía de anarquistas.

Se les destituye como profesores de Estado acusándolos de subversivos.

García Monge y otros profesionales que habían estudiado en Chile crearon la revista “Vida y verdad”, publicación que buscaba con un sentido crítico abrir los ojos de los costarricenses sobre los problemas del país, entre otras cosas:

  • Se evidenciaron las costumbres lucrativas del clero y la prensa.
  • La revista se opuso a la erección de un busto para el General Prospero Fernández y para el poeta Pío Víquez.
  • Se criticaron abiertamente los certámenes de belleza patrocinados por la agrupación Pandemónium, dirigida por Ricardo Fernández Guardia.
Las disputas se sucederían en adelante, inclusive en 1918 cuando Gagini (antiguo maestro de García Monge) lo sustituye en la dirección de la Escuela Normal de Costa Rica llegó a tildar a García Monge de “Tolstoi criollo”, tal vez irritado por el crecimiento intelectual de su discípulo.

Además los llamados chilenoides:

  • alentaron la renovación pedagógica (lo que podríamos denominar la corriente clásica a la que pertenecía Gagini tenía primordialmente prácticas memorísticas).
  • impulsaron la mentalidad crítica y el espíritu renovador.

Como era de esperar, la prensa nacional de la época era muy conservadora en cuestiones sociales y combatirían los ideales del nuevo grupo refugiándose en dogmas oficiales y tradicionales.

Una de las críticas que hicieron los conservadores fue la modificación ortográfica, favorable de la usanza chilena, a saber:

Sonido vocálico de la “y” representarlo como “i” ejemplo:

  • “Mui” en lugar de “muy”
  • Darle prioridad a la “j” en sonidos fuertes de “g”
  • “Monje” en lugar de “Monge”

Cabe destacar que esa escritura no era exclusiva de Chile y se había propuesto como variable latinoamericana desde décadas atrás por Manuel González Prada, Andrés Bello y Simón Rodríguez tutor de Simón Bolívar.

García Monge se casó en 1909 con Cecilia Carrillo Castro, en 1912 tendrían a su único hijo Eugenio García Carrillo.

A partir de 1905 García Monge desarrollaría varios proyectos en los que se destaca una marcada vocación por el periodismo cultural. Desde 1898 había colaborado con la Prensa Libre en un suplemento literario, trabajo que retomó en 1905 como compilador literario.

En 1906 edita la Colección Ariel, compuesta por folletos mensuales de 32 páginas y un tiraje de 800 ejemplares. García Monge quería contribuir con la difusión de la cultura general en todo el país, esta revista la mantuvo por espacio de 10 años, es decir hasta 1916.

En 1916, García Monge fundó el Convivio, publicación que terminó en 1925 como un suplemento gratuito del Repertorio Americano.

Mientras la prensa costarricense aceleraba la “variedad cultural” en una marcada frivolidad modernista, el periodismo cultural de García Monge desemboca en el Repertorio Americano.

Para continuar con su labor García Monge tuvo que apoyarse en otros literatos de la época, la publicación de “Vida y verdad” quedaría en manos de Roberto Brenes Mesén, “La Siembra” correspondería a Rómulo Tovar, “La obra” sería encargada a Omar Dengo y del “Convivio de los niños” se encargaría Carmen Lyra, publicación que García Monge había iniciado en 1921.

De 1920 a 1936 desempeña el cargo de Director de la Biblioteca Nacional.

Luego de 15 años de silencio literario en 1917 publicó los cuentos “La mala sombra y otros sucesos” había dejado la Dirección de la Escuela Normal de Costa Rica y en 1918 ocupó por 8 meses el cargo de Ministro de Instrucción Pública.

Luis Dobles Segreda reconocía el talento editorial de García Monge. Rómulo Tovar exaltó su labor educativa como periodista.

Durante el Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Sevilla y otro celebrado en Madrid le tributaron un sincero homenaje.

La Universidad de Columbia le otorgó el Premio de Periodismo “María Moors Cabot” en 1944.

El Congreso Martiano de la Habana en 1953 acordó darle un reconocimiento.

Durante el gobierno de León Cortés Castro -sabido simpatizante del fascismo- se le hicieron presiones para que la revista suspendiera los ataques contra los regímenes amigos del gobierno.

Tras las continuas prédicas contra el imperialismo yanqui, en abril de 1936 llegaron las medidas represivas de la administración. Tras 16 años de servicio como Director de la Biblioteca Nacional es destituido.

Además el Ministro Italiano en Centroamérica lo acusa formalmente ante los tribunales de justicia.

Tras resistir al gobierno de León Cortés, Repertorio pasó a la ofensiva en una campaña pública contra Hitler y el fascismo, a favor de los republicanos españoles e impulsó la unificación de la España libre y democrática. En el Repertorio hubo espacio para defender a los perseguidos políticos.

En 1944 el Colegio Superior de Señoritas le rindió un homenaje, en 1945 Aquiles Certad lanzó una iniciativa para dotar al editor de una imprenta, pero a pesar de que se recogieron los dineros, nunca se concretó la idea.

En un clima político de inestabilidad García Monge quedó aislado, casi al margen, sin poder opinar y sin imprenta para editar el Repertorio.

En 1952 rechazó el Premio Stalin de la Paz y para 1953 el homenaje que la revista mexicana le propuso.

Acepta la candidatura a diputado del Partido Progresista Independiente, pero la Asamblea Legislativa proscribió el grupo mediante una acción de Liberación Nacional que los acusaba de comunistas.

Muere el 31 de octubre de 1958 cuando se le concede finalmente el título de Benemérito de la Patria.

FALA

Extraído de:
Herrera, Fernando “Intruso en Casa Propia,
Joaquín García Monge-Biografía-”
Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2007.