Reflexiones varias
Por: Fernando Alejandro León Avelar.
El precedente del mejoramiento práctico
de los procesos educacionales.
El concepto se refiere a la reflexión
crítica y al asentamiento de bases sólidas en todos los actores
involucrados en el proceso educativo, esto generalizado para todos
los niveles. En otras palabras, implica el trabajar y el ensanchar
más una óptica multidisciplinar que como señala Ramos (2005): “[El
mejoramiento práctico] posee como importante precedente la reflexión
crítica y el asentamiento de sólidas y multidisciplinarias bases
científicas de la labor de los profesores, directivos y del resto de
sujetos implicados en dicho proceso” (p.1) es decir, el precedente
necesario para el mejoramiento de los procesos educacionales es una
práctica constante que permite pensar el acto educativo, en sus
fundamentos, en sus propósitos y preguntarnos sobre la razón de ser
del todo y su orientación, para lo cual el estudio y la
fundamentación -como se dijo- se enriquecen con el aporte de cada
disciplina para alcanzar una mejor comprensión de los fenómenos u
objetos de estudio abordados.
En un sentido más amplio, la reflexión
tiene que ver sobre con la forma de aproximar e interpretar la
realidad, no sólo contextualmente sino en la construcción de una
comprensión que pasa por el entendimiento de lo ontológico (es
decir, sobre la existencia), lo epistemológico (para discutir sobre
la veracidad y la validez del conocimiento) y lo axiológico (con la
aproximación a los valores), el hecho educativo trasciende entonces
la individualidad de cada disciplina y se sustenta a partir de la
reflexión filosófica, política y las visiones de los teóricos
que de alguna manera han ido impregnando y siguen inspirando el
quehacer docente y la práctica cotidiana desde la vivencia en las
aulas.
Importancia de la reflexión filosófica
sobre la educación
La primera consideración al respecto
es que la filosofía y la teoría no pueden estar separadas, el
pensarlo o siquiera sugerirlo así, supone una desconexión del acto
educativo como lo concebimos y pasaría a verse del todo como un acto
mecanicista, o un asunto meramente reduccionista; es decir, el
proceso educativo no puede verse desligado del esfuerzo reflexivo que
implica además el enriquecimiento en las maneras de ver, sentir,
apropiación, percepción y la comprensión estructural de la
sociedad misma, de las formas de ver, de las interacciones, discursos
e incluso de las vivencias para hacer una referencia conceptual más
de corte etnográfica, pues ciertamente sería a partir de las
interacciones donde se dan la comprensión de la realidad social y de
la vivencia comunitaria.
En otras palabras lo que está de fondo
implícito es el cuestionamiento de una relación largamente probada
como lo es la teoría/práctica en un entorno social, mismas que de
ninguna manera podrían separarse o mutilarse para prescindir una de
la otra. Nos dice Bredo (2002 en Ramos 2005) que “La filosofía
parece estar experimentando una marginalización creciente hoy” y
refuerza Chávez (2003; también en Ramos 2005, p.2) “Hoy por hoy
la filosofía de la educación goza de reconocimiento mundial, lo que
no excluye que exista un fuerte debate en torno a la esta disciplina
teórica” lo cual reivindica el papel de la reflexión filosófica
y su recurrencia en educación como una práctica constante para
fundamentar tanto la teoría como la práctica, que no deberían
estar separadas de la filosofía.
Humanización de la actividad
educacional
La actividad educacional “será en
mayor medida, y de manera más consecuente y efectiva, una actividad
auténticamente humana y responderá cada vez de manera más plena y
multilateral a su encargo y deber ante la sociedad…” Porque es el
pensamiento filosófico -y no otro- el que sustenta la práctica
educativa dándole solidez y respaldo teórico, forjando no sólo a
individuos sino a la sociedad en su conjunto de cara a un mundo
globalizado, se ve entonces al proceso educativo como una
construcción permanente y al mismo tiempo como algo más integral,
al tiempo que se reivindica el análisis filosófico que es el de
pensar sobre el hecho de pensar y pensar lo pensado (es decir, con un
esfuerzo metacognitivo) y se contempla en la práctica educacional,
en la vida de sujetos y los grupos de sujetos en interacción.
Se aspira a una sociedad más
inclusiva, a una sociedad más justa y con mayor equilibrio, lo cual
sólo podría ser sostenible en el tiempo bajo el cumplimiento de un
modelo más inclusivo, que trae implícito además el cuestionamiento
sobre el individuo y su entorno, se requiere pues de una visión más
humana, que dignifique el propósito de la educación y al individuo
en interacción social: “el hombre existe y se vincula con los
objetos y procesos que le rodean” (Ramos 2005, p.3) lo que describe
la naturaleza social y la esencia misma del individuo. El autor
reivindica lo humano, de cara al bombardeo de los medios de
comunicación, poniendo a la escuela y al maestro en un lugar que la
posmodernidad se ha esforzado permanentemente en querer sustituirlos,
esto pone una interrogante latente ¿Cómo conocer la realidad si nos
rehusamos a salir de la caverna y preferimos seguir viendo las
sombras desde nuestra zona de confort?
El valor fundamental de la educación
sería el fin de forjar personas, individuos que se integran y
participan activamente en sociedad, agentes de cambio y en efecto no
se trata sólo de chorrear contenidos para saturar (por supuesto hay
conocimientos 'inconturnables', pero en dónde dejamos a la reflexión
crítica, el desarrollo de la sensibilidad y la empatía por la
otredad), es la formación de los individuos lo que importa en todo
el sentido integral de la visión, pues a fin de cuentas son estos
quienes con sus acciones u omisiones conforman el conglomerado
social.
Pensar en enseñar a pensar
Pensando en problemas actuales que
enfrentamos y en la lógica de dónde salieron (Calentamiento global,
xenofobia, fundamentalismos, guerras...,aislamiento por la
tecnología, entre muchos otros posibles) es como si en términos
educativos aplicáramos aquella sátira que circulaba hace unos meses
en forma de meme que decía algo así como "Dios, pero qué
hicimos para merecer esto, si pensáramos en lo que no se ha hecho o
lo que se ha hecho con negligencia desde la escuela y la sociedad nos
insertaríamos en el cuadro siguiente que decía algo así como "ah
sí, ya me acordé" aceptando la irremediable consecuencia de
nuestros actos y omisiones. El siguiente paso no sería la culpa,
sino el hacer la diferencia desde las aulas, enseñar a pensar, a
cuestionar, no a repetir y obedecer ciegamente, eso sí es posible
fomentarlo desde la práctica cotidiana.
En efecto los esfuerzos deben ser
concatenados para el mejoramiento permanente de la sociedad y de los
individuos, como inspira aquella frase de sir Isaac Newton: "si
puedo ver tan alto, es porque estoy parado sobre hombros de
gigantes", no debemos renunciar a ello, aunque suene optimista,
es posible descubrir nuevas aplicaciones a partir de las bases
filosóficas y la reflexión que impulsaron los que estuvieron antes
que nosotros y si logramos encender esa chispa de curiosidad en los
estudiantes no dudo que nuevos Einsteins y Curies logren surgir de
las aulas. Saludos cordiales.
Fundamentación teórica como una
necesidad permanente
El querer saltarse el marco teórico o
la fundamentación que hay detrás de un proyecto, una idea, un plan
sería nefasto, el sólo hecho de pensarlo hace inevitable el
imaginar algo antojadizo, sin objetivos, cambiante e inservible por
ende. La reflexión conduce a perderle el miedo y entrar a los
conceptos y a la teoría (teorizar) creo que eso hace más robusta
nuestra formación llevando así la comprensión del objeto de
estudio y la vivencia del acto educativo a puntos que escapan a quien
sólo tiene un manejo operativo y mecánico -rudimentario- de los
conceptos de base, esa creo que sería la diferencia entre lo que
popularmente se dice 'un mercader de la educación' (ejemplos hay
muchos) y alguien que entiende y reivindica la vivencia del acto
educativo, se hace referencia a "la trascendencia de la verdad",
dar ese paso cualitativo en la manera de abordar los objetos de
estudio con los que tratamos.
Autocrítica y reflexión
La capacidad de autoevaluarse, lleva a
cuestionar si en principio todos los docentes tienen esa capacidad
desarrollada desde el principio, se podría pensar que la capacidad
viene ligada a otros aspectos como la madurez y la estabilidad
mental/emocional de cada individuo, podría ser una destreza que sólo
se fortalece a través de la práctica concienzuda, la experiencia y
la resiliencia que sólo se van desarrollando con los años. Por
supuesto la formación académica algo aporta, pero también hay un
crecimiento de la persona y este es el que más pesa, en este caso el
docente y no necesariamente todos tienen a ciencia cierta esa
capacidad desarrollada, en efecto, no se podría esperar que la
academia nos diera todo.Uniendo con lo que expone Ramos, rescato
además el que no se podría renunciar a lo filosófico como proceso
de fundamentación y respaldo de la actividad docente.
A modo de cierre
La educación es una actividad
intrínseca y natural a cualquier actividad humana, con mayor razón
refiriéndonos a la matemática y la enseñanza. En la línea del
autor, se valora el hecho de teorizar como una práctica permanente,
lo cual debe ser rescatado de cara a una educación que como señala,
en tiempos globalizados responde más a una lógica de mercado que a
una necesidad de formación integral y que capacite a los educandos
para poderse desarrollar como individuos responsables en una sociedad
con múltiples desafíos. Por supuesto queda mucho por hacer, pero el
tener la conciencia sobre la necesidad de pensar como una práctica
constante es ya un comienzo en la vía de alcanzar una educación de
calidad y que estimule la reflexión sobre ella misma, sobre las
formas de pensar y el porqué pensamos y asumimos los procesos
educativos tal cual como los interpretamos desde la vivencia
cotidiana en el entorno aúlico.
Referencias
Ramos, G. (2005). Los fundamentos
filosóficos de la educación como reconsideración crítica de la
filosofía de la educación. Revista Iberoamericana de Educación.
Recuperado de http://rieoei.org/1023Ramos.htm [Consulta 14 de junio,
2017].
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