domingo, 23 de abril de 2017

Reflexiones


Por: Fernando Alejandro León Avelar.

Sobre el Estado de la Educación en Costa Rica
La coordinadora del Informe Estado de la Educación de Costa Rica, Isabel Román se refiere a: el ingreso del joven al mercado laboral, situación que se ve impulsada además por los bajos ingresos familiares; una oferta educativa que no es llamativa, ni se ajusta a las necesidades del joven; así como una desconexión entre las exigencias del sistema educativo y el entorno del educando; aspectos que conducen muchas veces a problemas de rendimiento permanentes, fracaso, frustración y abandono. Como lo señala Luis Emilio Paniagua (2013), el sistema educativo no distingue, ni hace énfasis en la individualidad o necesidades del educando, explícitamente el autor recalca que: "para nuestra desilusión, en el sistema educativo en secundaria, no hay muestra clara de respeto hacia las individualidades, particularmente: si sometemos dicho sistema educativo a una sana crítica y a una evaluación integral, notaremos que hemos convertido la educación en un proceso orientado a fines que distan mucho de promover la diversidad humana" (Paniagua 2013, p.16), con lo cual se desvirtúa la idea formativa de la educación, cabe recalcar que si bien el abandono no necesariamente significa exclusión automática o el fin de la educación del individuo [pues ciertamente hay muchas opciones en las que potencialmente se canaliza esta población como lo son institutos o el sistema abierto del mismo MEP (Térraba, Ujarrás, Zapandí y Bachillerato por Madurez), opciones como el INA, colegios nocturnos, o incluso iniciativas privadas, sí el sistema educativo podría promover la difusión otras opciones pensando en las necesidades del estudiante como colegios científicos, humanistas, laboratorios, experimentales, bilingües y artísticos que hasta ahora son reservados mayoritariamente a una élite. La pregunta que planteo para quien se sienta interesado sería sobre ¿qué otras soluciones se pueden proyectar con los recursos e infraestructura que ya contamos en el país?

Acciones e inacciones a nivel curricular   
Entre las acciones de mejoras en infraestructura y en currículo, primero se debería pensar en función del tipo de ciudadano y profesional que se quiera proyectar. Desde la acción docente, la capacitación permanente y la motivación permanentes en clase son imperativas; sin embargo, no todos los que están dando lecciones en un colegio tienen la vocación, ni les interesa realmente formar a los jóvenes y esto no es comentario sino una realidad constatable empíricamente desde la cotidianidad en las aulas nacionales, las universidades privadas producen "licenciados" en 2 años y 8 meses al por mayor y con ello acceden a una categoría MT5 asegurada que en una universidad pública llevaría por lo menos 5 años de dedicación intensiva, aspecto sobre el cual quiero llamar la atención  ¿Debería ser esto así?, ¿están igualmente preparados estos 'profesionales' y tienen las cualidades humanísticas para formar seres humanos con un sentido completo de dignidad y exigencia? o el mismo MEP está solapando una educación tecnicista y de exigencias mínimas. En términos institucionales, el MEP podría incentivar la tecnología y promover la simplificación de trámites, para que el docente pueda dedicar más atención de sus clases. Recalcar entonces, como bien señala María Rael Fuster (2009) que "la función educativa y, concretamente la transmisión de conocimientos y cultura no se ha realizado de la misma forma a lo largo de la historia" (Rael 2009, p.2) entonces ¿por qué no replantearse la forma de enseñar?, más en pleno auge de una era tecnológica. La misma autora plantea que "La escuela ha de desarrollar y optimizar las mejores cualidades de cada persona a través de un proceso estimulador de crecimiento intelectual y personal del alumnado" (Rael 2009, p. 3). Todo esto nos lleva a la necesidad de repensar la educación, ser facilitadores e inspiración para los estudiantes, hacerlos pensar, para que surja en ellos la curiosidad y el deseo de seguir aprendiendo.

De la teoría a la praxis
Aunque no se puede negar que en términos generales ha habido un avance significativo en cuanto a alfabetización y cobertura educativa desde los años 50 con la formulación de la Ley Fundamental de la Educación (OEI s.f, p.4), también es cierto que los desafíos han crecido junto con las exigencias globales y se ha pronunciado la brecha entre la educación privada y la pública, basta ver los resultados de los exámenes de admisión a las universidades públicas -particularmente de la UCR-. Por supuesto ha habido aciertos, como crear los Colegios Científicos en 1989, una preocupación permanente por la cuestión social, mayor regionalización y cobertura en secundaria, programas estratégicos que involucran las lenguas extranjeras o la informática educativa (con la Fundación Omar Dengo) (OEI s.f, pp. 6-10); sin embargo, se debe ser críticos y cuestionar si ¿responden los programas de estudio a la realidad actual, en una era de la información donde el carácter de la educación nacional sigue siendo esencialmente orientado a la memoria?, ¿si mide el bachillerato actual lo que debería medir?, ¿ si está bien preparado y tiene las herramientas necesarias el joven que sale de un colegio público?, ¿si resulta conveniente o no impulsar un proyecto de educación dual? (o si por ejemplo, la eliminación de la trigonometría en bachillerato es pertinente) no en vano el maestro Paulo Freire, a quien referencia el compañero, planteó que “La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo” (Freire 1971, p.1) y como educadores debemos reflexionar permanentemente al respecto y actuar.

Utopía o realidad
Rescato antes esta idea del Programa Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible (2011) en el Informe del Estado de la Educación 3, Capítulo 1,  "(…) El exceso de procedimientos, reglas, regulaciones, controles, estructuras y normativas responde, en buena medida, a la búsqueda de legitimación por parte de esos centros de poder. El resultado es un sistema poco dúctil y eficiente, que resta agilidad a la toma de decisiones y creatividad al personal de los centros educativos para atender las necesidades de los alumnos y promover en ellos la adquisición de nuevos conocimientos y destrezas, en el marco de procesos de enseñanza más significativos (…). (p. 31)" (citado a su vez por Paniagua 2012, p.17). El planteamiento de base que extrapolo en el enfoque de la política educativa vigente es que "más dinero" es interpretado como "mejor educación", lo cual no necesariamente esto es así, en economía se ve la paradoja sobre los comedores escolares, en breve la idea es que de cada 100 colones que se destinan a un comedor, 80 van a salarios de cocineras y sólo 20 terminan en la boca de los estudiantes. Por supuesto, se requiere de cocineras y de infraestructura, pero el invertir más no necesariamente es sinónimo de eficacia. Pensaría entonces en cómo optimizar los recursos ya existentes, pensar en términos de las prioridades. Por supuesto la modernización en infraestructura se debe hacer, por qué no pensar entonces en diversificar la oferta educativa expandiendo programas exitosos como los colegios científicos, humanísticos, tecnológicos capacitando al personal docente con que ya cuenta el MEP.

La difícil construcción del constructivismo
Los castigos o el ridiculizar a la estudiante que no se sabe algo lejos de tener un alcance favorable podría llegar a crear más bien una actitud de adversión o fobia hacia las distintas materias, eventualmente, es cierto que ante una conducta negativa se podría inducir a un cambio o revertir dicha conducta, por ejemplo si la estudiante no estudió, lo más probable es que posteriormente estudie al menos para evitar ser objeto de burla o reprimenda. En el caso correspondiente a los estímulos para sostener en el tiempo el comportamiento deseado como son las estrellas o reconocimientos ante una respuesta correcta, la repetición, la reprimenda, se puede apuntar que estos tienen un alcance a mediano plazo, pues no hay una motivación más allá del momento para realizar la acción. El estudiante realiza la acción pensando en una recompensa y no por una motivación a largo plazo o un desafío, aunque se cumplan los objetivos más inmediatos hay múltiples limitaciones para el aprendizaje. Finalmente es praxis común para incentivar la continuidad de lo que el maestro considera “el buen desempeño” la felicitación, se puede apuntar que este tipo de distinciones serían de parte de ella una forma de satisfacer, permanentemente o en el momento la voluntad del maestro, sin que exista mayor capacidad reflexiva o un ejercicio de cuestionamiento convirtiendo al estudiante en un mero receptor de contenidos y en ese contexto sería oportuno mencionar las palabras de Paulo Freire que suscribo y con lo que cierro mi comentario invitando al debate y a la reflexión del lector « La educación es un acto de amor, un acto de valor. No puede temer el debate, el análisis de la realidad; no puede huir de la discusión creadora; bajo pena de ser una farsa» (Freire 1976, p.93), dichas palabras sin duda adquieren relevancia y actualidad en el quehacer docente.

Modelos evitables
La educación costarricense ha  privilegiado tradicionalmente el paradigma conductista donde el docente propone un cambio o modelaje de la conducta a partir de: castigos, también hay estímulos para sostener en el tiempo el comportamiento deseado como son las estrellas o gratificaciones ante una respuesta correcta, la repetición, la reprimenda ó para incentivar la continuidad de lo que se considera “el buen desempeño” con estímulos condicionados. Apoyándonos en la visión de Vitale (s.f.): “paradigma hace referencia al conjunto de creencias y actitudes, como una visión del mundo... Cada comunidad de científicos comparte un mismo paradigma y conforma, de esta manera, una comunidad intelectual cuyos integrantes tienen en común valores, creencias, normas, objetivos, un lenguaje determinado...” en ese sentido, decantarse por un determinado paradigma es a su vez sinónimo de descartar otras vías o metodologías posibles; se alcanza un estímulo condicionado cuando los estudiantes responden por inercia, memoria o por el simple hecho de evitar el castigo u obtener la gratificación prometida. Se puede pensar que desde una visión optimista estos modelos se han ido superando gracias a la renovación docente, el esfuerzo de las facultades de educación, al cambio generacional y la reflexión constante sobre lo que es efectivo y lo que no, aunque en la realidad quedan algunos vestigios y lo más sencillo es partir de la omnipotencia pretenciosa del docente cuya autoridad es incuestionable; la invitación entonces es a reflexionar sobre si ¿será este el tipo de estudiantes que queremos formar en plena evolución tecnológica ante los desafíos de un mundo globalizado?

Estímulos
El estímulo y la respuesta es la norma, básicamente el desarrollo de la clase es: una estrella si repites mecánicamente y obedeces, un castigo y la ridiculización o castigo si no haces lo que quiero o no lo haces como “yo, docente omnipotente” quiero. Otro detalle es que se desalientan otros caminos, como con la estudiante que cuenta con los dedos. En ese sentido, es interesante rescatar la visión que nos brinda Ordoñez (2004) quien alude a las prácticas conductistas cuando el conocimiento se concibe como memorizador, cuando hay repetición pasiva, y el estudiante se convierte en un ente meramente receptivo y obediente, adicionalmente hay poco desarrollo del pensamiento crítico, no se cuestionan las estructuras y el proceso educativo impulsado por el educador tiende a ser más de corte intelectualista o enciclopedista, impidiendo que el estudiante forme parte del proceso o llegue a sus propias conclusiones. Sobre Skinner, no se trata de satanizar el conductismo del todo sino que el docente tenga en claro cuándo es conveniente recurrir a él y cuando no, por ejemplo en cuestiones de disciplina grupal o en tareas que requieran un seguimiento secuencial de instrucciones podría ser un punto de apoyo interesante para el educador, aspecto que por supuesto podría ser objeto de discusión y mayor debate. 

A modo de cierre
Me parece muy clara y acertada la explicación que plantea, y rescato algo que ya dije en una de mis participaciones anteriores, no se trata de satanizar per se al conductismo sino que sea el docente en ejercicio quien en un ejercicio concienzudo valore en qué situaciones es pertinente o en qué situaciones se desaconseja su aplicación, por lo que hablar sólo de efectos negativos sería quedarse con una cara de la moneda. De hecho, planteaba que tal vez para situaciones de conducta, disciplina o secuencias donde se requiera orden y repetición sería pertinente, podríamos discutir el hecho si el conductismo tiene cabida más allá en la actualidad o cuál es su alcance real, igualmente no es una mentira que desde la cotidianidad, en ocasiones los estudiantes necesitan una recompensa o una pequeña motivación, pero lo que se plantea en muchas ocasiones cae en lo abusivo e inclusive privilegia formas de castigo y ridiculización que han sido ampliamente criticadas y se han hecho esfuerzos para desterrarlas como el poner orejas de burro y arrodillar a un estudiante, por mencionar un par. En ese sentido las tres observaciones (estímulos, pasividad del estudiante y condicionamiento operante) son válidas y viéndolo como formas que hay que ir superando, van en la línea de lo que apunta el maestro Freire: "Tenemos derecho y deber de cambiar el mundo, lo que no es posible es pensar en transformar el mundo, sin un sueño, sin utopía y sin proyecto... Los sueños son proyectos por los que se lucha... y toda concreción de sueños supone lucha" (p. 64), la lucha sería mejorar la educación desde el día a día en las aulas. 

Fuentes consultadas

Estado Nación. Educación Costa Rica. Canal de Youtube: Estado Nación. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=2WrY5ziw2Ak

Freire, P. (2001). Pedagogía de la indignación. Ediciones Morata: Madrid.
  
Freire, P. (1976). La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI: Madrid.

Freire, P. (1971) La Educación como Práctica de la Libertad. 3ª edición. Edit. Tierra Nueva. Montevideo - Uruguay.

González, A. (s.f.). Teorías del aprendizaje: ¿Qué es el conductismo? Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=6SCHv7lGNC0

Paniagua Calvo, L. E. (2013). ¡Mamá, que pereza ir al cole…! Recuperado de http://www.revistas.una.ac.cr/index.php/EDUCARE/article/view/4747

Pelayo R. (2014). Ejemplo de una clase conductista. Benemérita Escuela Norma Urbana "Profesor Domingo Carballo Félix" Curso: Bases Psicológicas del aprendizaje. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=3ogzijqHBSw 

OEI (s.f.). Breve evolución histórica del Sistema Educativo. Red Quipu. Recuperado de: http://www.oei.org.co/quipu/costrica/cost02.pdf

Ordónez, J (2004). Introducción a la Pedagogía. Tercera reimpresión de la primera edición. San José, Costa Rica: EUNED. (pp. 205-214).

Rael, F. M. (2009). Educación y sociedad. En: Revista digital innovación y experiencias educativas. Granada. Recuperado de: http://bit.ly/1MCjXGB

Vitale, M. C. (s.f.). La investigación educativa. Recuperado de: http://www.fhumyar.unr.edu.ar/escuelas/3/materiales%20de%20catedras/trabajo%20de%20campo/adscripcion.htm

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