Educación inclusiva como ejercicio continuo de reflexión crítica en la labor del docente.
Educador: Alejandro León Avelar
Resumen
Se parte del contexto de la postmodernidad y el análisis de los procesos de lectura en la sociedad. Para alcanzar una educación inclusiva se supone imprescindible un ejercicio continuo de reflexión. La labor docente es abordada desde la metacognición del discurso, a partir del reconocimiento de sesgos culturales, patrones, prejuicios, estereotipos o preconceptos. El análisis realizado permite identificar los altibajos y contradicciones discursivas para la comprensión del sistema de valores y las prácticas culturales de cada comunidad específica, asimismo se refuerza la comprensión de las diferencias así como la promoción de una actitud de tolerancia y respeto hacia la alteridad. La necesidad educativa es vista desde el enfoque inclusivo. La reflexión invita a la toma de conciencia sobre la importancia de la labor docente para que esta permita llevar el discurso inclusivo a la práctica. Se invita a confrontar las informaciones recibidas y a descubrir su veracidad o pertinencia en el trabajo del aula. Con el abordaje pertinente e inclusivo se busca fortalecer una propuesta educativa más eficaz en lo que respecta a la atención de las necesidades educativas especiales y la práctica de acciones concretas que vayan de la mano con los valores y creencias del docente para así favorecer la integración de minorías étnicas, personas con discapacidad y el cumplimiento de marcos legales como la Ley 7600 para la igualdad de oportunidades.
Palabras clave
Educación inclusiva, discapacidad, enfoque inclusivo, reflexión crítica, toma de conciencia.
Educación inclusiva como ejercicio continuo de reflexión crítica en la labor del docente.
“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel,
o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender
a odiar y si ellos pueden aprender a odiar,
también se les puede enseñar a amar,
el amor llega más naturalmente al corazón
humano que su contrario”.
Nelson Mandela
Por: Alejandro León.
A modo de preámbulo: “lo que recibimos socialmente”
En la época moderna, a menudo nos vemos bombardeados por informaciones de todas partes y de los más diversos estilos, además en la mayoría de los casos estas informaciones se reproducen y son asumidas como ciertas sin que exista demasiado cuestionamiento al respecto, esa es la tónica y para constatarlo bastaría con sintonizar y escuchar alguna estación de radio, observar la televisión, revisar el correo electrónico, leer un periódico o tener una conversación con los vecinos o amigos; sería pertinente preguntarnos entonces: ¿Existe realmente un análisis crítico de nuestra parte al confrontar las informaciones recibidas y que damos a los demás?, ¿Comprendemos plenamente la denotación y la connotación que implican estas informaciones?, ¿Los emisores del mensaje original son realmente conscientes de la carga ideológica y sesgos culturales que en múltiples ocasiones imprimen en ellos?, ¿Cuestionamos de alguna manera la veracidad o pertinencia de las ideas que circulan y sus eventuales límites, implicaciones, alcances o hasta choques culturales inherentes?
No podemos conceptualizar un ejercicio continuo, ni crítico sobre educación inclusiva, sin antes comprender los conceptos que van de la mano como por ejemplo: la discapacidad, las necesidades educativas, la alteridad, la tolerancia y el respeto a las diferencias. Tomemos el caso de “la discapacidad” que para Arnaiz (2003) consiste en un “constructo social” que implica un prejuicio sobre lo que se considera “normal” o “anormal”, de acuerdo a la idea de “norma”, que a su vez maneja una mayoría, sea bien por acuerdo social o por criterios que responden a la visión generalizada de un momento dado, bajo coyunturas históricas, políticas y económicas específicas. Entonces, podríamos esperar que la comprensión global de la educación inclusiva por parte de los educadores no puede estar deslindada de un ejercicio crítico y reflexivo continuo de su propia labor docente, un análisis sobre el objeto a analizar, el plano en el que se sitúa, las perspectivas que rodean al objeto, una reconstrucción constante de las propias ideas, la valoración de sesgos y paradigmas que le permitan al educador comprender a cabalidad las implicaciones de lectura y la importancia de su labor para que la educación inclusiva sea algo más que un discurso relegado al papel.
¿Cómo se define entonces la inclusión educativa?
Según la definición dada por la UNESCO (1) tenemos lo siguiente:
“La inclusión se ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niño/as del rango de edad apropiado y la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niño/as”
(UNESCO, Conferencia mundial sobre
Necesidades Educativas Especiales, 1994).
Un primer acercamiento al concepto y a la vivencia de la inclusión, permitiría en el educador interpretarla más que como método, filosofía o programa de investigación, como una propuesta de interiorización en la docencia en todo el sentido de la palabra, esto es, contemplar una forma de vivir en sociedad, que tiene que ver con el principio “Aprender vivir juntos” enunciado por Jacques Delors. Pensar en inclusividad se ha confundido tradicionalmente con la existencia de aulas “integradas” o “especiales (2) ” (inclusive se han manejado “recintos” aparte con esta población, lo cual representa una tergiversación de la inclusión educativa en la praxis) en las diversas instituciones, cuando en realidad lo inclusivo pretende una visión sin separatismos, una visión donde las diferencias sean enriquecedoras y aprendamos a convivir con ellas. Educación inclusiva tiene que ver entonces con vivir juntos y en sociedad, con una visión más fraternal, con la acogida al extraño y con volver a ser todos uno, es decir con la mismidad del colectivo. La inclusión es una forma de vivir y por ende se opone a la segregación y al apartheid en cualquiera de sus formas.
Otro punto de vista se detalla a continuación, según uno de los informes sobre educación inclusiva de las Naciones Unidas (ONU) (3) :
"Todos los niños/as y jóvenes del mundo, con sus fortalezas y debilidades individuales, con sus esperanzas y expectativas, tienen el derecho a la educación. No son los sistemas educativos los que tienen derecho a cierto tipo de niños/as. Es por ello, que es el sistema educativo de un país el que debe ajustarse para satisfacer las necesidades de todos los niños/as y jóvenes".
(B. Lindqvist, UN-Rapporteur, 1994)
La inclusión determina y tiene que ver entonces con el lugar donde vivimos, el tipo de educación que recibimos, el lugar donde trabajamos, los espacios en los que nos desarrollamos y realizamos nuestras interacciones cotidianas. En otras palabras, tiene que ver con el cambio en nuestros corazones y con la coherencia en nuestro sistema de valores. En el contexto de la aceptación de la diversidad, son relevantes el derecho a una educación de calidad en condiciones normalizadas y la no exclusión de los estudiantes con prácticas minimizadoras o que relegan al estudiante a otros espacios; ciertamente la institución educativa debe realizar ajustes de carácter físico, intelectual, social, emocional, étnico o cultural. Abordar la diversidad sin separatismos supone una serie de esfuerzos coordinados entre institución educativa, padres de familia, orientadores, administración y docentes en general.
La educación pública se vislumbra como el instrumento de compensación social por excelencia y uno de los instrumentos de promoción social tradicionalmente mencionados junto al factor trabajo. El abordaje pertinente de las necesidades educativas conllevaría entonces al desarrollo integro de las capacidades de los alumnos y con esto, a la postre se promovería la apertura de más puestos de trabajo adaptados a las necesidades de esta población específica, no se trata de puestos diferenciados bajo un espectro negativo y relegados a un segundo plano, sino puestos que manejen condiciones óptimas que permitan la integración completa a la sociedad.
¿Qué es lo especial de la necesidad educativa?
Concentremos el análisis por un momento en los casos de la sordera y la ceguera. Ideal sería un dominio amplio de los educadores tanto de la LESCO (4) como del Braille, es de suponer que progresivamente se puede alcanzar la pericia en estas áreas con una capacitación adecuada a una mayoría de los docentes, también es conveniente contemplar algunas medidas que el docente puede incorporar a su práctica cotidiana para favorecer la inclusividad respecto a estas poblaciones dentro de lo que promueve el aspecto legalista de la Ley 7600 para la Igualdad de Oportunidades. Cierto es que con palabras no se arregla el mundo, se requiere gente activa y de gran sensibilidad, que comprenda la importancia de capacitarse en estas áreas a fin de incorporar a estos alumnos en la dinámica del grupo, pero lo rescatable radica en que siempre es posible hacerlo. Tanto en la ceguera como en la sordera es imprescindible en trabajo de los otros sentidos para la incorporación del braille y la LESCO en la práctica diaria. Pero sería importante el cuestionarnos si los educadores que teniendo los cinco sentidos aseguran que esto no es posible fomentan entonces una sordera y ceguera mentales que nada tiene que ver con las necesidades aludidas inicialmente en esta sección.
A mi modo de ver, cuando se piensa en un análisis integral de las informaciones y de las situaciones cotidianas, existe también asociada la necesidad y la responsabilidad de realizar una doble lectura. De un lado, la lectura evidente, la lineal, la que se hace en primera instancia y está explícita al lector. Por otra parte, la lectura entre líneas, tal vez más contextual y minuciosa, la que será objeto de análisis a continuación. Incuestionable es que el cerebro analiza y asocia directa o indirectamente a otras ideas o preconceptos todas las informaciones que se le presentan, aunque no nos demos cuenta plenamente de ello en un principio, esto mismo ocurre en escala con nuestros alumnos y podríamos estar promoviendo vicios de lectura o sesgos culturales, inclusive separatismos o exclusiones “inconscientemente”.
Enfoque tradicional vrs enfoque inclusivo
El cambio promovido en los servicios de educación especial puede sintetizarse en que desde el enfoque tradicional se privilegia: un proceso de evaluación de la discapacidad del alumno, el diagnóstico de los aspectos específicos de la discapacidad, seguida por prescripciones, las programaciones y la ubicación que por lo general siempre conducen a arreglos, en su mayoría de infraestructura y adaptación mínima del currículo.
En la visión inclusiva, el aula regular se asume como el lugar privilegiado para llevar a cabo el proceso educativo. Los docentes del aula son los responsables directos de todos sus alumnos y por ello tendrían que contar con los apoyos y soportes necesarios para responder a las adecuaciones de sus alumnos. Es la clase como espacio físico y curricular requiere adaptaciones para responder a todos los alumnos y no que los alumnos deban adaptarse a las condiciones de la clase. Existen asimismo otros factores en la comunidad educativa que necesitarán ser tomados en cuenta dentro del enfoque inclusivo de la educación.
Desde un enfoque inclusivo se proponen los siguientes cambios:
Al realizar un análisis de las implicaciones de lectura que perturban o interfieren en el proceso educativo, no se trata de buscar mensajes subliminales donde no los hay (o mejor dicho, donde lo que puede haber es un vicio de lectura o un inadecuado análisis del contexto o la situación específica), sino de realizar un análisis crítico de lo que recibimos y damos desde la posición docente, por ejemplo: cuando se observa un spot publicitario o una fotografía donde una familia caucásica cuenta con un vehículo del año y otros lujos particulares, se privilegia la imagen un determinado modo de vida y un status social que tienden más hacia lo ostentoso, esa perspectiva prevalece en detrimento de otra posible que no se muestra: la de los precarios, los suburbios, las comunidades conformadas por migrantes y clase obrera sólo por citar algunos casos no excluyentes entre sí. En publicidad específicamente, priorizar una imagen determinada podría ser el objetivo concreto, es decir lo que se desea mostrar explícitamente, pero habría que reflexionar si desde la práctica docente no hacemos lo mismo de forma involuntaria cuando en el aula imponemos por ejemplo a la familia costarricense bajo los mismos estereotipos, con estas condiciones se sugirieren principios de exclusión económica y social que lejos de pasar inadvertidos, bien podrían quedar de manifiesto en los alumnos.
Igualmente podríamos pensar en otras problemáticas asociadas cuando se tratan temas en el contexto escolar, por ejemplo en el mismo caso de la familia, si se representa a la mujer realizando labores exclusivamente domésticas (mientras el hombre descansa, lee el periódico, toma cerveza o ve televisión) estamos entonces reproduciendo patrones machistas y la falla estaría en la transversalidad respecto a la igualdad de género, como educadores debemos realizar una lectura atenta de estas situaciones contextuales y reorientar los aprendizajes de una forma asertiva para evitar la promoción de estas disfunciones culturales.
Uno de los muchos problemas de la época globalizada radica en la difusión del conocimiento en forma masiva y por extensión se afecta a la educación con un fenómeno que podríamos catalogar como manía argótica (5) , me refiero a que por querer cubrirlo todo se termina por no cubrir tan siquiera lo esencial; es cuando la aglutinación, el destiempo, el absolutismo y el fantasma del panorama se imponen al tiempo necesario para asentar un conocimiento con solidez; se privilegia además la producción en masa de individuos, el aquí y ahora globales se oponen a la realización de tareas con dedicación, de una manera razonada, al cuestionamiento y al conocimiento hermenéutico, entendido este como la capacidad para interpretar un texto de la manera más integral posible, esto es, rescatando la riqueza de todos sus significados.
¿En qué consiste entonces la concienciación sobre la toma de conciencia para la Inclusión Educativa? Justamente en una lectura crítica, contextualizada con un sentido real de transversalidad y que propicie un conocimiento integral para promover la puesta en práctica de lo que ha quedado relegado hasta ahora al discurso. Es el análisis y reflexión en torno a la misma actividad intelectual. Concienciar sobre la toma de conciencia requiere de un esfuerzo y representa un trabajo intelectual de peso, se trata entonces de una labor metacognitiva que involucra un ejercicio de comprensión y asociación con la realidad externa y lo social, más que un chispazo de brillantez se trata de un ejercicio continuo e intencionado. Reflexionar en torno al pensamiento implica razonar sobre la acción humana, sus interrelaciones, lo pensado, sus significados y su aplicación en sociedad.
La toma de conciencia se puede considerar dentro de los más diversos contextos y no sólo con el ejemplo propuesto anteriormente de la familia caucásica, bastaría con analizar el tipo de noticias que proporcionan las cadenas televisivas nacionales e internacionales, leer además el tono nacionalista con que se impregnan las películas hollywoodenses (6) o simplemente, cuestionar el contenido de nuestros propios libros de texto: ¿Acaso Paco y Lola no reprodujeron un prototipo de machismo camuflado por generaciones en Costa Rica con aquel famoso: “mamá amasa la masa y papá lee el periódico…” ?
Obligatorio resulta entonces el ejercicio de reflexión sobre lo enseñado en forma, fondo e implicaciones contextuales. De otra manera es muy probable que caigamos indirectamente en patrones como los que se privilegian en publicidad, si representamos por ejemplo a una familia costarricense sería provechoso trabajar en forma integral los temas sobre la diversidad cultural, la tolerancia, la aceptación, la paz, el respeto, la inclusión, la fraternidad y el convivir en sociedad, entre otros posibles.
A modo de cierre, propongo que como educadores deberíamos aplicar en todo momento la máxima del razonamiento cartesiano: pienso, luego existo (7) , esto es privilegiar el cuestionamiento y la razón ante todo. En efecto, el pensamiento crítico debe estar siempre presente en la lectura que realicemos, así evitaremos caer en sesgos y multiplicar muchos prejuicios ya existentes en la sociedad. Si de verdad queremos un cambio de provecho y por supuesto correctivo, sería sano comenzar por la lectura que realizamos de la realidad y de nuestro medio para alcanzar la inclusión. Una pregunta contraria podría externarse de esta reflexión: ¿Qué es entonces lo exclusivo en nuestro sistema educativo?, responder a esa interrogante podría ayudarnos a subsanar la propia lectura que hacemos de la realidad y sobre todo el cuestionarnos con rigurosidad científica ¿A partir de qué parámetros hemos interpretado o asumido esa realidad?, ¿Qué tipo de lectura hemos realizado del mundo?, ¿Cuál es nuestra posición?¿Hemos interiorizado esta lectura exclusiva como propia?
En un sistema educativo como el nuestro por desgracia los errores tienden a reproducirse y crecer como verdaderas bolas de nieve, lo importante es que si los errores engendran errores, afortunadamente los aciertos engendran aciertos que pueden hacer la diferencia, como educadores nos tocará responder con hechos desde las aulas y subsanar las debilidades que se han reproducido fielmente en el sistema hasta ahora, para propiciar este cambio es imperante una lectura crítica que propicie la toma de conciencia sobre lo inclusivo y que rescate ante todo el ser conscientes que permita llevar a la práctica, de otro modo cualquier cambio está condenado al discurso politiquero que promueven las reformas, pero esto será motivo de análisis en otra ocasión.
Conclusiones y recomendaciones finales
Como docentes, debemos privilegiar en todo momento el clima de respeto y la aceptación de las diferencias. Es de esperar que esto propicie una mediación pedagógica integral democrática y participativa, en consideración con el ritmo de trabajo de cada estudiante de la mano con una cultura integradora.
Asimismo, se deben promover actitudes comprensivas, receptivas y pacientes de parte a la hora de trabajar casos con necesidades educativas especiales y adecuaciones curriculares, más aún, que esta práctica inclusiva esté interiorizada en la labor del docente y no solo en forma discursiva, o una lista de medidas por aplicar como el dar una hora más en los exámenes o ampliar el tipo de letra en los materiales por trabajar en clase.
Es importante, involucrar a los estudiantes y reducir las formas de exclusión: incorporar en las discusiones la parte cultural y que la vivencia sea el refuerzo constante a los ejes transversales.
El docente debe trabajar en concordancia con las condiciones del medio, la comunidad y propiciar mayor comprensión de las diversas prácticas culturales vernáculas (por ejemplo, en las comunidades indígenas o conformadas por migrantes).
Es importante analizar la participación de la comunidad estudiantil en procura de guardar en todo momento un desarrollo sostenible con el medio ambiente y propiciar la toma de conciencia en temáticas de conservación ambiental en la comunidad educativa.
El docente debe privilegiar la búsqueda de la calidad de vida de la persona con discapacidad y sus familias como variables de desenlace principal.
Asimismo, dentro de un marco inclusivo e integral se debe velar por el desarrollo de procesos de sensibilización ante situaciones de discriminación, bullying o agresión escolar.
Se debe incorporar tecnología siempre que sea posible y realizar contactos con otras organizaciones que promuevan y participen en las actividades de concienciación o desarrollo de proyectos en la institución: Organizaciones No Gubernamentales (ONG), comunidades y múltiples sectores públicos y privados.
Imperioso resulta el trabajar la atención de las necesidades para favorecer un adecuado proceso de integración, de la familia y otros actores sociales que permitan evitar la discriminación dentro y fuera de las aulas.
En forma conjunta con otros profesores, administrativos y orientadores se debe procurar el proceso educativo como tal, con la vivencia integral de los aprendizajes en sociedad y no la transmisión lineal de conocimientos.
Sería importante conseguir apoyo para los docentes y capacitación oportuna y constante por parte de organismos especializados como el Centro Nacional de Recursos para la Educación Inclusiva (CENAREC) para subsanar vacíos y dar respuesta a necesidades de capacitación que permitan llevar a la práctica una cultura más inclusiva.
Finalmente, se debe valorar el alcance y el cumplimiento de los siguientes indicadores sobre el alcance de la educación inclusiva propuestos por la UNESCO (1994), para su consideración en el interior de la institución educativa:
1. Derechos humanos universales. La educación es un derecho.
2. Política Pública y la legislación.
3. Filosofía de Inclusión a todos los niveles del gobierno y su administración.
4. Actitudes inclusivas.
5. Descentralización de la educación en el país.
6. Asignación financiera / de recursos.
7. Accesibilidad en cuanto ampliación de la cobertura.
8. Desarrollo de aprendizajes y participación en cuanto a calidad de la educación.
9. Reestructuración de las escuelas y reforma de la escuela global.
10. Identificación, evaluación y ubicación basadas en necesidades no en categorizaciones.
11. Resolución de los problemas de opciones de los padres.
12. Participación de los padres en la toma de decisiones.
13. Formación inicial de docentes y perfeccionamiento profesional en el servicio.
14. Aulas diseñadas en prácticas inclusivas.
15. Provisión de soportes a los estudiantes, a los docentes, a los administradores y a los padres.
16. Flexibilización curricular, adecuaciones, adaptaciones, modificaciones e individualización del currículo.
17. Accesibilidad física, al currículo, la cultura, la educación, la comunidad.
18. Planeación en las transiciones.
19. Presentación de resultados. Evaluación, rendición de cuentas, eficiencia y eficacia.
20. Desarrollo de material pedagógico y capacidad de apoyo.
21. Utilización de Tecnología.
22. Formación de la capacidad local y de la sostenibilidad mediante la participación de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), comunidades y múltiples sectores públicos y privados. Participación y veeduría ciudadana.
23. Identificación y difusión de formas y modelos de inclusión exitosos.
24. Investigación y Desarrollo.
Referencias bibliográficas
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Notas
1 Por sus siglas en inglés: "United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization", en español: “La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura”.
2 El término “especial” ha tenido una connotación negativa o excluyente.
3 La Organización de las Naciones Unidas (ONU).
4 Lengua de Señas Costarricense.
5 Recuérdese al personaje mitológico ‘Argos’, el perro guardián de los cien ojos, al que le era imposible mantenerlos todos abiertos en forma simultánea.
6 Prácticamente en todas estas películas, aparece alguna vez la bandera de los Estados Unidos y se les da ese tono patriótico donde siempre resultan ser ellos los héroes de la historia.
7 En latín, cogito ergo sum.
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