Por: Alejandro León Avelar.
Las perspectivas económica, política, cultural y técnica en la Europa de la Edad Media (al final) y la del Renacimiento, propiciaron una importante producción científica. Si la Edad Media nos evoca una idea de oscurantismo y protagonismo marcado por parte de la Iglesia, la transformación aunque lenta permite el paso progresivo que se abre hacia las ideas, propiamente a un renacer de la cultura y el volver la mirada hacia lo natural por encima de los vestigios de la imposición religiosa; esto se logrará con la búsqueda de los orígenes mismos del ser humano, con una mayor apertura al conocimiento del ser y a la razón, en el Renacimiento, el renacer es entonces cultural político y económico por las implicaciones y el florecimiento que permitió un replanteo en la dominación eclesial anterior.
Con el catolicismo se piensa justamente la concentración de poder y la unión de cultos mediante los sincretismos (en efecto, el catolicismo se buscó uniformar la universalidad de creencias y la imposición a las ideas "paganas" -entiéndase acá pagano como “campesino”-, es decir, la dinámica en la Edad Media es ante todo de imposición y hegemonía hacia las minorías), la iglesia sería y se consolidaría una especie de heredero del Imperio Romano mientras el debate entre exigencia espiritual y renuncia mundo se vislumbra en los monasterios (como vía de escape y de dedicación al estudio) como en el caso de la orden de San Benito de Murcia. En tanto el Renacimiento se propone como una puerta de entrada a la Edad Moderna y un retorno a la cultura grecorromana con las nociones de armonía y simetría (Centenaro, A, s.f).
En la concepción del mundo se pasa de un modelo teocéntrico a uno antropocéntrico (se da el paso también de la visión geocéntrica a la teoría heliocéntrica), Dios y la fe dejan de ser el foco en la vida de las personas para buscar la razón y la difusión del conocimiento. Particularmente, la explicación racional es la que permite superar los antiguos dogmas, gracias a los contactos con el mundo árabe y judío en campos como la astrología, la medicina, la lógica, la teología, la filosofía y las ciencias naturales.
Como establecen Barba, M., Binemelis, M. y Varon, C. (s.f. p.15) “A partir del siglo XV, Europa empezó a recuperarse. La población empezó a crecer, gracias a la disminución de las guerras y la desaparición de las epidemias que se habían expandido por el continente [europeo] durante el siglo anterior. El sector agrícola empezó a crecer gracias al incremento en la población y la aparición de mejoras en los arados y en los sistemas de irrigación. Esto, conllevó a un aumento de las actividades comerciales y de las manufacturas.” a partir de lo anterior podemos pensar en un despertar en las perspectivas económica, política, cultural y técnica del continente europeo, por supuesto las implicaciones del renacer cultural son amplísimas como se desprende de los aportes de sus pensadores.
Entre los pensadores del Renacimiento que nos aporta Óscar Rodríguez (2002), particularmente en las aplicaciones de orden matemático, destacan entonces los nombres de Copérnico, Da Vinci, Durer y Mercator entre otros. Pero ante todo, debe enfatizarse que estos conocimientos tuvieron eco gracias al desarrollo de la imprenta (lo que permitió la difusión de obras a mayor escala) y una labor no menos importante de múltiples traductores quienes lograron en conjunto difundir el conocimiento que anteriormente sólo era accesible a unos pocos, particularmente.
En efecto, la Edad Media representa un periodo de estancamiento generalizado para las artes, las ciencias y en lo técnico, elementos relevantes e influyentes para el desarrollo de un pensamiento racional que permitiera cuestionar e indagar para ir más allá de la mera complacencia y aceptación ciega de los dogmas.
Por supuesto, en lo que nos concierne al campo de las matemáticas el desarrollo fue diferente en el Medioevo respecto al Renacimiento, nos sugieren Iván Castro y Jesús Hernando Pérez (2002, p. 9) "A lo largo de toda la Edad Media, casi todos los mejores intelectos se dedicaron a la lógica formal, mientras que en el siglo XIX sólo una parte infinitesimal del pensamiento de todo el mundo se dedicó a este tema. Sin embargo, se ha hecho más por su avance en cada una de las décadas que Izan seguido a 1850 de lo que se hizo en el período que va de Aristóteles a Leibniz" (B. Russell, 1979 citado por los autores). Lo anterior, nos lleva a considerar que si bien el florecimiento cultural viene con el Renacimiento, tampoco podríamos asegurar que bajo la época medieval el interruptor de la ciencia estuvo en apagado.
El contacto con otras civilizaciones fue punto de inflexión en la búsqueda del saber sobre lo humano y nos lleva a reflexionar que la matemática no queda exenta de lo coyuntural ni de las perspectivas políticas, económicas o culturales predominantes en una época. Más aún, en esa inflexión considero que la reformulación de paradigmas y el paso de un teocentrismo dominado por el dogma al paso a un antropocentrismo dotan al investigador de esa necesidad de comprobar lo que se dice, pasando por la experimentación y la replicabilidad de los fenómenos, aspectos que después encontramos más formalmente con el método científico y los planteamientos de Pascal, Leibniz y Descartes.
Las dinámicas de poder están presentes en las distintas épocas y de una u otra forma van a estar latentes en el desarrollo histórico de las ciencias y la matemática. De hecho, en nuestros días podemos constatarlo con el tipo de educación que recibimos y el modelo de universidad que tenemos prácticamente en toda Latinoamérica, de una u otra forma el eurocentrismo sigue latente sin que haya otra propuesta que nos lleve a replantear metacognitivamente lo ya existente y reflexionar sobre la misma forma de pensar y sobre lo pensado, eso lo dejo como inquietud.
En efecto, la Edad Media representa un periodo de estancamiento generalizado para las artes, las ciencias y en lo técnico, elementos relevantes e influyentes para el desarrollo de un pensamiento racional que permitiera cuestionar e indagar para ir más allá de la mera complacencia y aceptación ciega de los dogmas.
Por supuesto, en lo que nos concierne al campo de las matemáticas el desarrollo fue diferente en el Medioevo respecto al Renacimiento, nos sugieren Iván Castro y Jesús Hernando Pérez (2002, p. 9) "A lo largo de toda la Edad Media, casi todos los mejores intelectos se dedicaron a la lógica formal, mientras que en el siglo XIX sólo una parte infinitesimal del pensamiento de todo el mundo se dedicó a este tema. Sin embargo, se ha hecho más por su avance en cada una de las décadas que Izan seguido a 1850 de lo que se hizo en el período que va de Aristóteles a Leibniz" (B. Russell, 1979 citado por los autores). Lo anterior, nos lleva a considerar que si bien el florecimiento cultural viene con el Renacimiento, tampoco podríamos asegurar que bajo la época medieval el interruptor de la ciencia estuvo en apagado.
El contacto con otras civilizaciones fue punto de inflexión en la búsqueda del saber sobre lo humano y nos lleva a reflexionar que la matemática no queda exenta de lo coyuntural ni de las perspectivas políticas, económicas o culturales predominantes en una época. Más aún, en esa inflexión considero que la reformulación de paradigmas y el paso de un teocentrismo dominado por el dogma al paso a un antropocentrismo dotan al investigador de esa necesidad de comprobar lo que se dice, pasando por la experimentación y la replicabilidad de los fenómenos, aspectos que después encontramos más formalmente con el método científico y los planteamientos de Pascal, Leibniz y Descartes.
Las dinámicas de poder están presentes en las distintas épocas y de una u otra forma van a estar latentes en el desarrollo histórico de las ciencias y la matemática. De hecho, en nuestros días podemos constatarlo con el tipo de educación que recibimos y el modelo de universidad que tenemos prácticamente en toda Latinoamérica, de una u otra forma el eurocentrismo sigue latente sin que haya otra propuesta que nos lleve a replantear metacognitivamente lo ya existente y reflexionar sobre la misma forma de pensar y sobre lo pensado, eso lo dejo como inquietud.
Fuentes bibliográficas
Barba, M., Binemelis, M. y Varon, C. (s.f.). Las matemáticas medievales Europeas. Universitat de les Illes Balears. Recuperado de de http://campusvirtual.uned.ac.cr/lms/pluginfile.php/203215/mod_folder/content/0/Mediavales.pdf [Consulta 15 de octubre, 2017].
Castro, I. y Hernando, J. (2002). La gran revolución aritmética de la Edad Media y el surgimiento del álgebra. Revista de la Facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana, vol 7, n° 2 7-15. Recuperado de de http://campusvirtual.uned.ac.cr/lms/pluginfile.php/203215/mod_folder/content/0/Redalyc_%28edad%20media%29.pdf [Consulta 17 de octubre, 2017].
Centenaro, A. (s.f). La Edad Media - Fe, Ciencia y Magia. Documental Canal History. Venice Film Productions. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?time_continue=23&v=mQVHxAYlguE [Consulta 16 de octubre, 2017].
Educatina. (2011). El Renacimiento e Historia. Documento audiovisual. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=q4DEwnXd8Hc [Consulta 15 de octubre, 2017].
Rodríguez, O. (2002). Las matemáticas en el Renacimiento. Apuntes de historia de las Matemáticas. Vol 1. No 3. Recuperado de http://campusvirtual.uned.ac.cr/lms/pluginfile.php/203215/mod_folder/content/0/1-3-2-renacimiento.pdf [Consulta 15 de octubre, 2017].

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