
El ideal de la persona inteligente varía en función del contexto. En el mundo académico se considera inteligente alguien que domina la lógica y la lingüística, mientras que en el mundo empresarial es alguien con capacidad de interactuar con las personas para lograr beneficios económicos.
En el contexto político, los que se desvían de las normas aceptadas de la psicología no obtienen el poder de validación psicológica y educativa tan necesario en cualquier intento de conseguir movilidad socioeconómica y posición social en las sociedades occidentales contemporáneas. (Kincheloe, 2004).
El sistema educativo a menudo se basa en prejuicios que identifican la diferencia de capacidades como una deficiencia, por lo que una reconceptualización de la psicología educativa hace que los educadores aprendan modelos alternativos de desarrollo cognitivo a partir de estudiantes rechazados antes por considerarse incapaces.
Durante el transcurso de los años, se ha intentado estandarizar pruebas para medir la inteligencia y con frecuencia, la inteligencia se define operacionalmente como el rendimiento personal en los test de cociente de inteligencia (CI), no como logros únicos y creativos de lo que se es capaz en diversos lugares y contextos. (Kincheloe, 2004)
El honor de haber creado la primera prueba de inteligencia se suele otorgar a Alfred Binet, psicólogo francés que desarrolló junto con Theodore Simon pruebas que ayudaran a predecir qué niños corrían riesgo de fracaso escolar. Posteriormente, en 1912, el psicólogo alemán Wilhelm Stern propuso medir lo que él mismo llamó “cociente de inteligencia”, la proporción entre la edad mental de una persona y su edad cronológica.
En 1994, Herrnstein y Murray publicaron The Bell Curve, realizado tiempo atrás a su publicación, donde proponen que la mejor forma de concebir la inteligencia es como una sola propiedad que se distribuye entre la población general siguiendo una distribución normal. Además, los autores presentaban pruebas de que la inteligencia depende de las contribuciones genéticas de los padres biológicos de cada persona, y que los sujetos con una inteligencia baja tienen más posibilidades de presentar patologías sociales indeseables.
Entonces, según Gardner, el razonamiento de los autores conduce a que “la patología social se debe a una inteligencia baja y la inteligencia no se puede modificar de una manera significativa mediante intervenciones sociales”, con lo que se deduce que hay que reducir el número de personas poco inteligentes. (Gardner, 2004).
Un año después que The Bell Curve, apareció el libro Inteligencia Emocional, de Daniel Goleman, el cual contenía una crítica hacia la tradición psicométrica y postulaba que el mundo había ignorado en gran medida un conjunto de aptitudes y capacidades relacionadas con las personas y las emociones. Además, describía cómo identificar y reforzar estas capacidades.
Papalia y Wendkos definen inteligencia como la “Constante interacción activa entre las capacidades heredadas y las experiencias ambientales, cuyo resultado capacita al individuo para adquirir, recordar y utilizar conocimientos, entender tanto conceptos concretos como abstractos, comprender las relaciones entre los objetos, los hechos y las ideas y aplicar y utilizar todo ello con el propósito concreto de resolver los problemas de la vida cotidiana” (Santrock, 2001).
Enfoques acerca de la inteligencia
La inteligencia ha sido estudiada desde tres enfoques distintos: enfoque psicométrico, del desarrollo, y del procesamiento humano de información. El objetivo del primero es básicamente realizar mediciones y establecer diferencias entre distintos grupos de personas, mediante el uso de test de CI. El segundo enfoque es más cualitativo y el tercero está centrado en el estudio de los procesos y estrategias de la conducta inteligente. (Santrock, 2001).
Enfoque psicométrico
Dentro de los principales exponentes están Charles Sperman (Teoría de los dos factores), Leon Thurstone (Factores determinantes de la capacidad inteligente), Guilford (Modelo tridimensional de la inteligencia), Catel y Horn (Inteligencia fluida y cristalizada).
Enfoque del desarrollo de Jean Piaget
La teoría del desarrollo de Jean Piaget es la más representativa entre todas las de enfoque del desarrollo cognitivo. Piaget considera que la inteligencia es la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse a través de una serie de períodos de maduración que se debe seguir hasta alcanzar la madurez intelectual:
- Inteligencia sensorio – motriz (El niño pasa de un comportamiento reflejo a uno orientado hacia una meta)
- Inteligencia pre – operacional (El infante puede usar símbolos pero todavía no puede emplear la lógica)
- Inteligencia (Uso de la lógica en operaciones concretas)
- Inteligencia de las operaciones formales (Manejo de abstracciones, desarrollo de hipótesis y deducciones)
Teoría de Lev Vygotsky
La teoría de Vygotsky del desarrollo cognitivo no es sólo como producto genético sino también y esencialmente social, considera que los procesos psicológicos superiores tienen su origen en procesos sociales que más tarde se interiorizan o reconstruyen internamente y que los procesos mentales se entienden a través de la comprensión de instrumentos y signos que actúan como mediadores.
Jerome Bruner
La teoría de Bruner postula un principio de organización biológica. En concordancia con los otros autores, en esta teoría el desarrollo cognitivo se da por influencia de factores externos (ambientales) e internos (individuales). La inteligencia se constituye en gran medida en la interiorización de instrumentos culturales y el principal interés de Bruner está en el lenguaje como instrumento cultural y cognitivo por excelencia, pues es el medio para representar las experiencias y transformarlas. Bruner afirma que las personas usan "técnicas o destrezas" transmitidas culturalmente para representarse y asimilar el mundo, construyendo sus "modelos de la realidad" escalonadamente.
Teoría de David Ausubel
Teoría para el aprendizaje significativo no exclusiva de la cognición, que pretende explicar cómo aprende el ser humano. Esta teoría tiene un enfoque estructural cuyo núcleo reside en la comprensión del ensamblaje del material novedoso con los contenidos conceptuales de la estructura cognitiva del sujeto.
FALA
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