
El desarrollo cognitivo en la adolescencia y la juventud y las operaciones formales:
Inhelder y Piaget (1955) publicaron una obra que sigue siendo una de las caracterizaciones más precisas del desarrollo cognitivo durante la adolescencia, la cual tenía dos objetivos fundamentales:
a) Mostrar clara y experimentalmente las diferencias cualitativas entre el funcionamiento intelectual del niño y el del adolescente.
b) Insistir en que ese modo de funcionamiento intelectual era formalizable mediante la lógica bivalente de proposiciones.
Consistía, simplemente, en plantear a sujetos de 5 a 16 años quince situaciones de tipo físico-matemático, para observar, registrar y describir sus explicaciones y soluciones. Las tareas o problemas eran, casi todos ellos, situaciones típicas de la física newtoniana, es decir, la explicación del mecanismo de una balanza, la determinación de los factores que influyen en la oscilación de un péndulo, la explicación de la flotación de los cuerpos, los vasos comunicantes y otros artefactos parecidos. En ningún caso se les pedía a los sujetos las razones físicas, o científicas en general, que explicara la tarea, sino que simplemente, se utilizaba dicha tarea para determinar si el sujeto poseía una determinada habilidad o estrategia.
Características funcionales del pensamiento formal:
a) Lo real es concebido como un subconjunto de lo posible:
El niño que se encuentra en este estadio anterior-operaciones concretas- sólo es capaz de pensar sobre los elementos de un problema tal y como los tiene delante de sí.
b) Carácter hipotético-deductivo:
Los sujetos de este estadio no sólo formulan o conciben hipótesis o explicaciones posibles de los problemas, sino que también los pueden manejar y seleccionar al comprobarlos sistemáticamente y someter los resultados a las pruebas de un análisis deductivo.
c) Carácter proposicional:
Los sujetos de este estadio expresan las hipótesis que antes comentábamos mediante afirmaciones o enunciados que los representan. Pero además de expresarlas, razonan sobre ellas de una forma deductiva, ya sea que las sometan a un análisis lógico en el que utilizan la disyunción, la implicación, la exclusión y otras operaciones lógicas.
Los trabajos posteriores a la obra de Inhelder y Piaget refieren las edades a las que se adquiere el pensamiento formal, sin embargo este ha sido tradicionalmente un punto conflictivo dado que en los diferentes estudios alrededor de la mitad de los sujetos entrevistados no alcanzaban a resolver plenamente las tareas formales.
Para la mayoría de investigadores el problema no es de actuación o competencia de los sujetos, sino de dificultades relacionadas con la naturaleza de las tareas demandadas, el estilo cognitivo de los sujetos y las características sociales y culturales.
Los investigadores sostienen que el pensamiento formal no es una estructura de conjunto, ni un conglomerado de tareas sin relación entre sí. Fuera de ello, la resolución de las tareas formales pareciera estar supeditadas a la forma en que son presentadas y a la cantidad de información que contengan.
Se analiza también la familiaridad que los sujetos tienen con la tarea para la correcta resolución de ella.
Por otro lado, las diferencias individuales indican una clara relación entre la dependencia-independencia de campo y la solución de tareas formales, los sujetos independientes de campo lograrán mayor autonomía y facilidad en la resolución de diversas tareas formales.
El papel del lenguaje en la adquisición del pensamiento formal está en relación para varios investigadores con el grado de madurez sintáctica de expresión y el pensamiento formal de los sujetos.
Finalmente, las influencias de carácter social también van a repercutir en la adquisición de las operaciones formales, un cierto nivel educativo se vuelve necesario para manejar con soltura el pensamiento formal, por lo que resultan razonables los resultados que aportan las investigaciones transversales.
Es necesaria la investigación continua en el área, a fin de aportar un esquema cada vez más completo y cercano al pensamiento adolescente y la adquisición de destrezas analíticas mayores.
Como educadores es imprescindible mantenerse al tanto de estas investigaciones, pues en la medida en que el docente pueda interpretar parte del funcionamiento del desarrollo cognitivo en los adolescentes, podrá interactuar con mayor éxito en las clases con sus alumnos y participar activamente en el entorno escolar que circunda al alumno, proponiendo soluciones contextualizadas y que tengan conocimiento de causa en la realidad que afrontan nuestros alumnos al llegar a las aulas.
FALA
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