sábado, 30 de noviembre de 2013

Pairos y derivas de la educación costarricense

Concepciones Diversas (V Parte -y final-)


Educador: Alejandro León Avelar.



     La educación costarricense enfrenta un desafío latente en lo que respecta al tema del abandono y deserción escolar. Asimismo existen varios factores determinantes que podrían de una u otra forma propiciar o en su defecto disminuir el riesgo caer en el abandono escolar. El abordaje que se hace de estos dos problemas no debe ser visto sólo desde el enfoque estadístico, sino analizado en toda la dimensión social y humana que acompaña este fenómeno, el abandono escolar entonces no debe ser analizado a la ligera sino invitando a la reflexión sobre cuáles son los factores que influyen en que el estudiante opte por no continuar sus estudios, las motivaciones, las presiones y establecer cuál es la importancia para el joven de concluir su educación secundaria. Los adolescentes no deberían ser abordados como si se trataran de tabulas rasas sin motivaciones, ideas previas y presiones en el medio que los rodea. Cuando el colegio o su entorno son favorables el individuo es propenso a la deserción escolar y esto supone un estancamiento además de limitadas oportunidades de ingreso, crecimiento personal y de estabilidad familiar.

    En ese sentido, el abandono escolar se presenta en el contexto de una política educativa específica, llámese por ejemplo como en los últimos periodos: “Hacia el Siglo XXI”, “Nuevas Oportunidades” o “Relanzamiento de la Educación Costarricense”, entre muchas otras propuestas que se han realizado en los últimos gobiernos.  El éxito de una idea como la planteada en nuestro sistema educativo como la de Don Leonardo Garnier, debería ir más enfocada en lo formativo que en la pura retención física de los alumnos en las aulas, aspecto que además no se logra del todo, o se logra a medidas con políticas como la del arrastre de materias que en un principio se anunciaron como la solución al problema educativo nacional, pero no se incluyó la formulación de una educación que enseñe al estudiante a pensar, no a obedecer, estos cambios se introdujeron al comienzo de la administración Arias Sánchez y se continuaron con la administración Chinchilla Miranda muy de la mano de las exigencias del Banco Mundial y el planteo que se hace de una educación con carácter mercantilista, educación para el mercado y ya no para la vida, donde las humanidades y el arte quedan relegadas en un segundo plano.

     La realidad de nuestro sistema educativo está plagada de exclusión y aunque en la teoría se predica una igualdad, en la práctica sí se resienten esas diferencias de facto, sea bien por las condiciones que presentan las instituciones educativas tanto a nivel de presupuesto, por la lejanía o cercanía a las  zonas urbanas, por la capacitación que se le da a los docentes o por diferencias inherentes al tipo de institución, instalaciones o recursos destinados. Evidentemente no es la misma formación de base  para un estudiante que ingresa al  sétimo año proveniente de alguna de las escuelas líderes capitalinas, a la formación que tiene un estudiante proveniente de una escuela unidocente o alguna escuela de zona rural donde sería de esperar que hubiera mayores limitantes en recursos como laboratorios de cómputo, clases de idiomas, entre otras ventajas que dispone el medio urbano escolar. 

     Las medidas propuestas por los gobiernos y especialistas, quienes además no son educadores, se convierten en torpes intentos por parchar deficiencias más antiguas, se pone de manifiesto entonces la falta de compromiso, la incompetencia y abandono de las autoridades y educadores en ejercicio que se resignan a un sistema educativo que no ofrece alternativas a la población joven. La pregunta concreta es ¿Qué pasa con el modelo educativo costarricense? ¿Se ha perdido acaso en un afán reduccionista y simplista medidas -de carácter bancario tal vez-?

     Ciertamente, hay condiciones innatas con las que  se promueve la exclusión social de personas que no llegarán a ser un factor de cambio, podríamos pensar en un alcance máximo sólo operarios de maquilas, consumidores pasivos carentes de criticidad, entre otras características que hacen que la brecha entre ricos y pobres cada vez sea mayor. Unido a esto habría que analizar los factores socioculturales, lo pedagógico, la dimensión geográfica y las acciones gubernamentales concretas para combatir la deserción estudiantil, pero ante todo, empezar por preguntarnos hasta dónde los docentes nos hemos querido involucrar en las problemáticas que tenemos en las aulas, ¿hasta qué punto los docentes nos contentamos sólo con cumplir el temario y no procurar un cambio para la vida? Es imperioso entonces, ir más allá de las teorías y bajo un análisis concienzudo cuestionarnos si verdaderamente esto es lo que queremos como modelo de desarrollo para nuestro país.

     La propuesta hasta el momento pareciera ser una educación reduccionista, minima y sin expectativas, en otras palabras una educación esencialmente  para el mercado y no para la vida, en respuesta a las exigencias de los organismos mundiales, claro está que estos promueven la no racionalidad para el sometimiento de las masas y la clase más desposeída.

     Para Paulo Freire  (2005) no se trata de una cuestión cuantitativa sino cualitativa: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”. Además el mismo autor nos recuerda: “El hombre es hombre, y el mundo es mundo, en la medida a que ambos se encuentren en una relación permanente; el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación”.

    Las medidas de corte neoliberal aplicadas por los economistas a la educación que promueven seres con poca  capacidad de cuestionar, faltos de razonamiento y acostumbrados a lo fácil, al regalo o la dádiva. De la mano con estas políticas median factores internos y externos que promueven la salida anticipada del sistema educativo, entre los que se destacan los intereses del alumnado, la motivación, la familia, lo económico, la influencia de los pares y hasta la vinculación con la institución. Más que enlistar los innumerables factores que contribuyen al abandono escolar, lo importante en mi opinión sería establecer planes que tengan impacto en los colegios, jueguen con los recursos existentes en la zona  y sean viables como la coordinación entre las instituciones públicas (por ejemplo el IAFA, CENAREC, INA, entre muchas otras), universidades, empresa privada y las comunidades para crear programas en que los jóvenes puedan participar activamente en estaciones de trabajo, establecimiento de talleres, integración de la comunidad, programas de reciclaje y clubes similares que permitirían aprender activamente y que esta enseñanza no esté desvinculada de lo que se les brinda en las aulas.

    No se trata de aminorar que existe por ejemplo un rechazo a la institución escolar por el tipo de dinámica completamente desvinculada de la realidad que se ha ofrecido hasta ahora, sino de crear los espacios cooperativos que permitan la interacción y la inserción de los individuos en sociedad, los canales adecuados para asumir una actitud dialógica y los problemas de los estudiantes puedan ser abordados desde otra óptica, que la familia sea parte activa del proceso de enseñanza y aprendizaje así como que los colegios dejen de ser esos despachos burocráticos encargados más al papeleo que a la formación de los estudiantes.

     Finalmente, dentro del marco de atención a las necesidades de los estudiantes, sería importante cuestionarnos el grado de adaptación de la educación actual, por demás completamente centrada en las necesidades del mundo adulto y rescatar el saber autóctono de los pueblos, el respeto a sus tradiciones y una valoración del individuo como ser humano. La sensibilización de los docentes es un buen paso para poder reflejar cambios  a nivel político, económico y social, en ese sentido ningún esfuerzo es en vano, pero es de esperar que los esfuerzos colectivos y bien articulados tendrían mayor alcance que las iniciativas individuales que quedarían aisladas del todo sin repercutir realmente en la obtención de una sociedad con mayor justicia social, equidad y una educación gratuita y de calidad que verdaderamente alcance a todos los sectores de la población.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Educación inclusiva, lenguaje de señas y braille: importancia en el quehacer docente.

Educación inclusiva, lenguaje de señas y braille:  importancia en el quehacer docente. 



Introducción


     Un primer acercamiento al concepto y la vivencia de la inclusión, permitiría en el educador interpretarla más que como método, filosofía o programa de investigación, como una propuesta de interiorización en la docencia en todo el sentido de la palabra, esto es, contemplar una forma de vivir en sociedad, que tiene que ver con el vivir juntos de Jacques Delors. Pensar en aulas inclusivas se ha confundido con las aulas integradas o especiales, cuando en realidad lo inclusivo pretende una visión sin separatismos, una visión donde las diferencias sean enriquecedoras y aprendamos a convivir con ellas. 

Educación inclusiva tiene que ver entonces con el vivir juntos, con la acogida al extraño y con volver a ser todos uno, es decir con la mismidad del colectivo. La inclusión es una forma de vivir, se opone a la segregación y al apartheid.

La inclusión determina dónde vivimos, el tipo de educación que recibimos, dónde trabajamos, dónde jugamos tiene que ver con el cambio en nuestros corazones y con nuestro sistema de valores.

En el contexto de la aceptación de la diversidad, el derecho a una educación de calidad en condiciones normalizadas y la no exclusión de los estudiantes la institución educativa debe realizar ajustes de carácter físico, intelectual, social, emocional, étnico o cultural.

Abordar la diversidad sin separatismos supone una serie de esfuerzos coordinados entre institución educativa, padres de familia, orientadores, administración y docentes en general. 

La educación pública se vislumbra como el instrumento de compensación social por excelencia.

El abordaje pertinente de las necesidades educativas conllevaría al desarrollo integro de las capacidades de los alumnos y con esto, a la postre se promovería la apertura de más puestos de trabajo adaptados para esta población. 

¿Qué es lo especial de la necesidad?


Con palabras no se arregla el mundo, se requiere gente activa y de gran sensibilidad.

Tanto en la ceguera como en la sordera es imprescindible en trabajo de los otros sentidos y la incorporación en la práctica diaria.

Muchos de los esfuerzos existentes hasta el momento en cuanto a detección y capacitación docente son del área de preescolar. Potencialmente esto nos lleva plantear si el educador de secundaria puede subsanar las debilidades si no es integrando acciones correctivas continuas en su práctica para mejorar la inclusión.

Los alumnos ciegos y sordos valorarán el esfuerzo docente por mejorar la comunicación aunque al principio el esfuerzo pudiera ser torpe, la voluntad y la práctica son los que incorporarán un cambio significativo y una reivindicación de la integración en las aulas nacionales.

Ideal sería un dominio amplio de los educadores tanto de la LESCO como del Braille, es de suponer que progresivamente se puede alcanzar la pericia en estas áreas, también es conveniente contemplar algunas medidas que el docente puede incorporar a su práctica cotidiana para favorecer la inclusividad respecto a estas poblaciones dentro de lo que promueve la ley 7600.

Definiciones de discapacidad visual




Tomado de página 2, Integración directa de niños con dificultades visuales. Según Lady Meléndez Rodríguez y Lorena Torres Gutiérrez.

Luis Braille y su sistema

Luis Braille (1809-1852) habría perdido la vista luego de un accidente a los tres años de edad. Siendo alumno de la Institución Real de Jóvenes Ciegos habría perfeccionado el código Barbier en 1829. 

La mejora cualitativa del sistema Braille al código Barbier es que el segundo al tratarse de un método de naturaleza fonética  no permitía aprender la ortografía

Antes de comenzar es importante especificar que el Braille no es un idioma por si mismo, sino un sistema de representación para personas ciegas. En tanto que sistema un francés utilizará el Braille para representar las especificidades escritas de su lengua materna, sin que las palabras, conceptos o frases tengan un carácter universal. 

El Braille consiste en un juego de seis puntos en relieve, que pueden estar o no estar presentes en cada carácter. Tendríamos entonces 2 elevado a la 6 combinaciones posibles contemplando donde los seis puntos están inactivos, es decir, potencialmente 63 caracteres para braille.





En tanto que sistema de lectura y escritura táctil no existe una estandarización para todos los idiomas, es decir existen caracteres específicos para cada lengua, acentos particulares, signos musicales y muchas posibilidades más como el campo matemático, la química, trazado de mapas geográficos, planos, relojería y edificios.

Para los idiomas de los países con mayor tradición en el lenguaje braille, existen hasta tres grados en braille:

Un primer grado explícito, donde cada carácter se escribe letra por letra en su representación braille.

Un segundo grado más compacto para el uso cotidiano y fines generales, libros y demás que se vale de prefijos y sufijos para economizar los gastos de producción de material en braille.

El grado tercero no lo tienen todas las lenguas, en este grado los textos originales son poco reconocibles respecto al original, se trata de una especie de taquigrafía en el que necesariamente los usuarios deben tener un muy buen dominio del braille, una amplia memoria y un sentido del tacto altamente desarrollado.

Las personas que quedan ciegas a una edad adulta, por lo regular, difícilmente alcanzan la habilidad del tercer grado.

El tacto es un factor muy importante dentro de este sistema, los lectores. Los sistemas taquigráficos manejan un sétimo y un octavo punto para aumentar la rapidez en la transcripción y en la locución verbal.

Para la asignación de signos en el braille el punto 1 representa la letra A, los puntos 1 y 2 representan la B, los puntos 1 y 4 la letra C así sucesivamente para las primeras 10 letras del alfabeto, para las siguientes se repiten las 10 primeras letras más el punto 3.


Antecedentes del braille 


Tomado de Mackenzie (1954, pp. 15-17)

Entre los primeros esfuerzos recopilados en 1911 por el Dr. Eloui Pasha  se tiene que un ciego llamado Zain-Din Al Amidi, de la Universidad de Moustansiryeh, Irak, inventó un método con el cual identificaba sus libros y resumía ciertas informaciones.

Zain-Din Al Amidi era capaz de encontrar cada libro sin ayuda de nadie más, además sabía el precio de cada libro porque enrollaba un pedazo de papel fino, los engomaba en la cubierta y formaba así una especie de relieve que le permitía identificarlos.

Hacia 1517, Francisco Lucas de Zaragoza, España habría ideado un juego de letras esculpidas sobre tablillas de madera. Esta idea llegó a Italia en 1575 donde Rampansetto de Roma empleó bloques mayores en vez de repujados. Ambas ideas fracasaron por lo difícil que resultaba la lectura.

En 1651 Jorge Harsdorffer, de Nuremberg, resucitó el método de tablillas recubiertas de cera sobre las cuales podían escribirse las letras. Hacia 1676, el Padre Terzi ideó una especie de código cifrado que se basaba en un sistema de puntos encerrados dentro de una X cuadrada y otras figuras, también combinó una serie de nudos hechos con cuerdas. Se dice que Jacques Bernouilli empleó dicho sistema para enseñar a leer a un niño ciego de Ginebra en 1711.

En 1640, Pierre Moreau de París creó letras de plomo móviles, repujadas en la misma época que Scholberger, un siglo más tarde el mismo sistema se emplearía con letras de metal fundido.

El problema de estos sistemas era que las letras resultaban ásperas al tacto y eran difíciles de descifrar.

María Theresa von Paradis habría alentado a Haüy por medio de alfileres clavados sobre cojines.

Diderot menciona a Mademoiselle de Salignac que habría aprendido a leer por medio de letras recortadas en papel.

Valentin Haüy fundó si escuela en Paris durante 1784, Lesuer uno de sus alumnos podía percibir los contornos de una letra “O” que había sido impresa fuertemente sobre una hoja de papel. A partir de este hecho Haüy se dedicaría a repujar libros haciendo todo tipo de experimentos. A partir de ese momento la literatura en relieve había sido inventada.

La evolución fue lograda por Luis de Braille en 1829 quien completó el sistema con el cual los ciegos del mundo entero pueden leer actualmente. En teoría Luis de Braille sólo habría perfeccionado el sistema Barbier ideado en 1821, el cual trabajaba sobre una tablilla de 36 cuadrados, cada uno de los cuadrados representaba un fonema específico y se dice que el método habría sido empleado entre los soldados para comunicarse mensajes durante las noches cuando no había claridad alguna, tiempo después se habría sugerido para los ciegos.

El sistema Braille se ha mantenido en constante adaptación, en algunos casos como UNICODE  se manejan 8 puntos para alcanzar a cubrir los símbolos de las lenguas como las arábicas, caracteres chinos y de dominios técnicos mundiales.

Para una persona ciega un libro que no se encuentra escrito en braille es un libro “en negro”.

Referencias bibliográficas

Bieberach, R. (coordinadora) (2001). Estrategias Metodológicas para la Educación Especial. Un enfoque para la Atención a la Diversidad. Panamá: Universidad Especializada de las Américas.

Deutsch, D. (2003). Bases Psicopedagógicas de la Educación Especial. España: Pearson Educación S.A.

Hampshire, B. (1981). La práctica del braille: Braille como medio de comunicación. Francia: Editorial de la UNESCO.

Mackenzie, C. (1954). La escritura Braille en el Mundo. Francia: Editorial de la UNESCO.

Ministerio de Educación Pública. (2005). Normas y Procedimientos para el Manejo Técnico-Administrativo de los Servicios Educativos para Estudiantes con Discapacidad Visual. San José, C.R.: MEP.

Ministerio de Educación Pública. (1979). Hacia un nuevo sistema de comunicación con los sordos. San José, C.R.: MEP.

Ministerio de Educación Pública. (1991). Integración de niños con dificultades visuales. San José, C.R.: MEP.

Boltanski, E. (1977). L’enfance handicapée. Francia: Editores Privat. 

http://mimosa.pntic.mec.es/jgomez53/lenguaje/braille.htm

http://www.fbu.edu.uy/alfabeto/alfabeto-online.htm

http://alfonsopinel.wordpress.com/2009/04/20/diccionario-lenguaje-de-signos-y-traductor-braille-online/

http://www.ite.educacion.es/formacion/materiales/129/cd/unidad_5/m5_metodo_ensenanza.htm

http://www.juntadeandalucia.es/averroes/caidv/interedvisual/ftp/lectura_braille_icevh_1981.pdf

http://www.wikilearning.com/monografia/abcsound-marco_teorico_1_parte/5508-9

http://es.wikipedia.org/wiki/Braille_(lectura)

Codificación Unicode para Braille
http://www.unicode.org/charts/PDF/U2800.pdf

Unicode es un estándar de codificación de caracteres diseñado para facilitar el tratamiento informático, transmisión y visualización de textos de múltiples a nivel mundial.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Educación integral y realidad costarricense

Concepciones Diversas (IV Parte)

Educador: Alejandro León Avelar.


     La atención personalizada reclama el estudio específico de las características estudiantiles con miras a una adaptación curricular pertinente y favorable para los  estudiantes en lo que respecta a contenidos, evaluación y forma de abordar la materia en las diversas experiencias educativas, en ese sentido podríamos decir que se requiere ante todo de una labor constante de reinvención creativa de la labor docente. 

     Esto implica contemplar en sus distintas dimensiones las diferencias y que no todos aprendemos de la misma manera. El etiquetamiento, los estereotipos y los juicios sesgados llevan a reproducir la situación caricaturesca donde se predica una competencia igualitaria para todos los animales, entre ellos: un perro, una foca, un pez, un elefante, un pingüino, un mono y un pájaro, se aclara además que para que la selección sea justa, todos deben presentar el mismo examen y seguidamente se les pide que suban al árbol. 

     En nuestro sistema costarricense tendríamos que empezar por cuestionarnos hasta qué punto se ha repetido la metáfora de “todos suban al árbol”, bastaría con hacer referencia a los sistemas de promoción como las pruebas de bachillerato que en general, suelen ser más un parámetro para separar a los estudiantes por notas obtenidas que propiamente constituir un instrumento que permita hacer una crítica constructiva al sistema y un esfuerzo por reflexionar en torno a la calidad educativa y la valía de lo que se está enseñando a los muchachos. 

     Ciertamente se habla de conceptos como integración escolar, competencias e individualización de la educación, pero en mi opinión (a modo de crítica) el punto es: ¿Se está viendo esto reflejado en las aulas costarricenses? O por el contrario, ¿pareciera quedar relegado a términos discursivos que se pierden entre las montañas de papeleo y lo generalístico de una educación que adolece de un sentido formativo, reflexivo e integrador?

     Otro punto importante y no menos revelador es que en educación se suele generalizar mucho y se peca cuando se habla de adaptaciones curriculares, pues estas se asocian especialmente a los estudiantes con alguna necesidad educativa (y se resuelven dando una hora más de tiempo y ampliando la letra de los exámenes), o bien de alguna discapacidad o dificultad, pero no a la atención a superdotados, al no realizar adaptaciones al currículum pensando en la especificidad de esta población también se está discriminando y no se están tomando en cuenta las diferencias actitudinales, de género, sociales y también culturales de forma tal que se pueda hablar verdaderamente de coeducar y la toma de conciencia sobre los diversos estilos de aprendizajes y tipos de pensamiento, el respeto a las diferencias y el enriquecimiento cultural a partir del reconocimiento de la otredad.

     Dentro del diseño curricular y su integración a la realidad compleja del aula, es importante rescatar el nivel de correlación que se logre realizar entre las cosas, donde se interpretan los sistemas a la manera de organismos vivos, que se desarrollan en un espacio concreto y que se mantienen en movilidad e interacción. Se hace énfasis en la integración curricular por ejes transversales y el privilegio de la dinámica ocupacional desarrollada con en el enfoque de proyectos. 

     En mi opinión no se trata tanto de proponer nuevas metáforas explicativas, pues quedaríamos siempre relegados a la parte teórica del discurso y lo que cambiaría sería simplemente es la forma en cómo este discurso es presentado y abordado en el aula, la interrelación que logra hacer el docente con la parte vivencial del alumno, sus experiencias previas y cómo el saber teórico lograría ser aplicado en una situación de la vida real.

     De los Siete Saberes sugeridos por Edgard Morín dentro de su propuesta pedagógica para el abordaje de la complejidad, se sintetiza la necesidad de crear vínculos y puentes entre la parte cultural, cotidiana y de interrelación de los estudiantes, donde el enfoque pedagógico pueda ser atendido desde las distintas áreas o disciplinas en conjunto, es decir, se trabaje de una forma correlacionada y no por bloques disjuntos, dispersos o amontonados como se ha venido haciendo hasta ahora. Este problema considero es de los más importantes que ha caracterizado al sistema educativo costarricense, los docentes de las diversas materias y los contenidos mismos se han trabajado de manera dispersa y cada profesor por su camino sin que exista una actitud dialógica con otros colegas, con una transversalidad difícil de constatar o en muchas ocasiones desde el egoísmo de cada especialidad.

     Si bien, la propuesta de ejes transversales y el enfoque de proyectos no tienen tanto tiempo de haber sido contemplados en el planteamiento curricular y pedagógico actual, es importante rescatar el enfoque que se realiza de centralización en el estudiante, que vela por un desarrollo secuencial y bien organizado para propiciar el aprendizaje significativo de los educandos. 

     Entre otros puntos, se vela por que las situaciones acerquen al estudiante al mundo real, a la investigación y que exista ante todo un ejercicio crítico y de reflexión, donde haya un nivel de significatividad, con conexiones entre el contexto escolar, lo laboral, lo familiar, lo social y la vida misma.

    Las referencias hacia un currículum tradicional fragmentado y un sistema educativo que se limita a producir bloques inconexos de información parecen tener eco incluso cuando se habla de ejes transversales, la pedagogía de la complejidad propone un análisis del ser humano como sujeto histórico, social, psíquico, cultural y biológico. El currículum no puede quedar aislado de esta concepción de individuo.

    En mi opinión, el primer cambio no vendrá de una reforma propuesta por políticos, sino que será producto del pensamiento reflexivo de docentes comprometidos con el ejercicio de la profesión. No se trata de reformular metáforas pues eso queda en lo teórico y en los artículos académicos, lo cual no está mal, pero se trata de capacitar a la población docente que actualmente está en ejercicio y forjar a las nuevas generaciones de profesores para que la renovación educativa sea posible, continua y viable.

     La educación integral se desarrolla en un marco de coherencia entre el currículum de base y la conexión de objetivos que establece el docente dentro del abordaje unificado (entiéndase correlacionado y que permita trabajar la transversalidad integralmente), dicha propuesta de educación integral se opone a lo fragmentario que implica el abordaje de cada materia o disciplina por separado. La conexión entre los nuevos conceptos es gradual y continua, haciendo del abordaje curricular un hecho democratizador. 

     Cuando se habla de igualdad en educación y de leyes que garantizan dicha igualdad habría que empezar a cuestionarse ¿A qué tipo de igualdad nos referimos? Pues si se trata de la igualdad en el amplio sentido, habría que admitir que este concepto quedaría relegado a la teoría y no a la aplicación, entonces la igualdad va más enfocada a una cuestión de acceso, lo cuál también sería muy discutible, tal vez a una igualdad de oportunidades, pero no una igualdad real, donde las condiciones de enseñanza que se le dan a un joven en algún colegio de San José sean las mismas que reciben los jóvenes en Talamanca. 

     Esta realidad a mi modo de ver, implica entonces un distanciamiento final en términos de calidad de la enseñanza y por ende una problemática presente en el sistema educativo actual. ¿Se pueden solventar las carencias del sistema con una aplicación integral, coherente y por demás estratégicamente bien organizada del currículum por parte de la planta docente? Esto es sin duda un desafío y al mismo tiempo uno de los debates que podrían resultar más apasionantes de desarrollar pensando en el estudio de los climas propiciados para la enseñanza secundaria en los diversos centros educativos costarricenses.